domingo, 7 de septiembre de 2008

Velocity: Qué lecciones dejan las estelas de Usain Bolt

Hubo una largada, hubo una carrera y por último hubo una meta. Lo imposible fue superado por lo posible. Todo sucedió en 9 segundos y 69 milésimas. Un breve lapso de tiempo que ya es eterno en el recuerdo de todos. Ahora el mayor desafío volvió a nacer. Y estoy seguro que lo volveremos a superar

El viento no había sido herido con semejante velocidad. Fue una carrera increíble la que se vio en Beijing porque cuando las milésimas de segundo son cruciales cada movimiento hace la diferencia. Pero nada de eso le importó a Usain Bolt que no sólo ganó la carrera sino que festejó mirando a su público sin balancear más su brazos e incluso golpeándose su pecho antes de llegar. Para todos quedó claro: Bolt no sólo ganó la carrera, también pudo haber corrido más rápido.

No siempre fue todo fácil para Bolt, no siempre fue primero y las lesiones lo dejaron fuera de carrera en un par de oportunidades. Llegar a ser el hombre más veloz del mundo incluye cualidades especiales, pero también una gran dosis de entrenamientos y sacrificios. Y sobre todo madurez.

Los 9 segundos 69 milésimas así como también sus récords de los 200 metros y la posta de 4x100 metros demuestran que lo imposible no ganó el reino de la eternidad. Siempre es posible mejorar. Siempre podemos dar un paso más. Los hombres que creen en ello son los que permiten que avancemos como humanidad. Y a las empresas ese rol les cabe especialmente.

Siempre me gustó definir a la empresa como un sinónimo de aventura. Una empresa es un conjunto de personas que se embarcan en un emprendimiento, en un desafío por alcanzar metas y sueños. Hoy puede ser un día cualquiera o puede ser el día en que se pregunte: ¿Cómo puedo mejorar?

En Denver, Colorado, se realizó en el año 2007 el evento mundial de canales de Microsoft. El concepto del evento era “Velocity”. Recuerdo escuchar las palabras de Steve Ballmer sobre cómo se les ocurrió hablar de ese concepto. Y todo vino de un latino, Orlando Ayala, que entró de golpe a las oficinas de Steve, diciéndole: “Lo descubrí. Ya se qué debemos hacer. Es la velocidad, el secreto de todo es la velocidad!”. Steve Ballmer lo miró incrédulo, casi como si Ayala estuviese loco. “Qué dices?” le respondió. Y Ayala se explicó: “Es la velocidad. Aumentemos la velocidad. De todo: de nuestros tiempos de respuesta, de los procesos de negocio. Hagamos todo lo mismo que hacemos pero más rápido. Muévete Steve, muévete!!”. Y los ojos de Steve se iluminaron, de golpe el concepto de velocidad tomó una nueva dimensión para él. “Me di cuenta que era un punto clave, si aumentábamos nuestra velocidad, facturaríamos más!”. Y Microsoft no quiso quedarse con ese concepto para sí mismo, dedicó todo un evento mundial a compartirlo con sus socios de negocios, porque sabe que el movimiento debía ser para toda su industria.

Y es así que Bolt me hizo recordar este desafío. Puede usted hacer lo mismo pero más rápido? Puede entusiasmar a sus empleados o a sus colegas para hacerlo?

Cuando John Kennedy anunció que Estados Unidos iría a la luna parecía una fantasía, pero los norteamericanos se embarcaron en la idea. Y realmente llegaron en muy poco tiempo. Cuando Colón tuvo su proyecto no paró hasta conseguir los fondos para llegar a un lugar que estaba más allá de sus sueños.

Bolt, el sueño de Kennedy y Colón llegaron porque tuvieron una meta. No hay mejor forma de correr. Hagámoslo más rápido. Muchas de las miserias humanas desaparecerían si se definiesen metas y se corriera hacia ellas. Respiremos las estelas de Usain Bolt y destruyamos la apatía.

Si llega recuerde este post y dese un gustito: festeje, como lo hizo Bolt. Sólo hay que golpearse el pecho bien fuerte y demostrarle al mundo que siempre podremos un hacerlo un poquito mejor.