Rumbo a Los Angeles me encontraba con María Kodama. Comenzamos a hablar y fue ese encuentro el que me llevó directo a 1925. Estaba yo, entonces, junto a Jorge Luis Borges. Ahí podría rescatar un fragmento de su Telar y traerlo hacia nuestros días. Un texto inédito y una metáfora del Microsoft Partners Conference 2011 que estaba por cubrir.
Yo iba a lo de siempre: comida (y sangre de dios, por supuesto) hasta que advertí que el VIP de American Airlines tenía una presencia inquietante y solitaria. Era María Kodama la herencia viviente de Jorge Luis Borges. La miré una vez. Y otra.
Descubría en ella todo lo que pude verbalizarme después. No tardé mucho, sin embargo, en acercarme. Siempre me cautivó María Kodama pero esta vez su presencia era más fuerte que todos sus fantasmas: se la veía simplemente en el momento perfecto. Ese en el que los años y uno tocan la misma alegría, la misma tristeza. Pero básicamente la misma confortabilidad.
Me acerqué y se lo dije: “Yo tuve un maestro y él fue amigo de Borges en los años 20. Me enseñó muchas cosas, pero además,una vez lo grabé y ahí él dijo un texto que yo creo que es inédito de Borges”.
Le comenté cómo yo compartía tardes con José de España y cómo eso era estar junto a Leopoldo Marechal, Oliverio Girondo, Roberto Arlt, Macedonio Fernandez y un sinfín de otros artistas y escritores. “Esas amistades hay que saber cultivarlas”, me respondió. Es notable que para María Kodama haya que saber cultivar amistades con personas que ya murieron. Tardé unos días en darme cuenta lo que me dijo. Y aún sigo pensando en ello.
Básicamente a medida que pasan los años uno comienza a hablar con más personas muertas… ha de llegar un punto en que uno debe hablar con más personas muertas que vivas. Y, si uno llega a vivir lo suficiente, sólo ocasionalmente descubrirá que está hablando con personas “vivas”. Las estelas, en ese momento, habrán cambiado de bando. Y ese punto crucial del tiempo, donde las personas y fantasmas, se intercambian y cruzan la superficie espejada de tus ojos no tiene un nombre. Nadie aún lo ha bautizado.
María Kodama me pidió que le envíe el texto que le comentaba, pero estuvo más agradable aún al pedirme mis datos y que le diga la forma de comunicarse conmigo. Me alejé muy contento pese al breve momento que había vivido junto a ella; como diría el mismo Borges: un momento contiene todos los instantes.
Y así le envié parte de un texto sobre José de España que escribí en 2004 y que fue premiado por la Academia Nacional de Periodismo, la organización que concentra la elite del periodismo en Argentina:
José de España recordaba que Borges estaba demasiado encerrado en su biblioteca. “Muchas veces lo íbamos a buscar a la casa porque lo queríamos mucho. Pero era increíble: ya era grande y le tenía que pedir permiso a la madre para salir. Borges conocía el mundo. Pero lo conocía a través de los libros. Eso hacía que no fuese espontáneo. Cuando salió Luna de enfrente en 1925, por ejemplo, nos juntamos un grupo de amigos escritores para homenajearlo. Pero él en lugar de saludarnos o hablarnos, en un momento de la cena, sacaba un papelito del bolsillo".
Entonces sucedió algo que, veinte años después, me di cuenta que fue mágico. La gran memoria que poseía José de España lo ayudaría a relatar lo que Borges había escrito en su papelito. No era para sorprenderse porque él todo el tiempo recitaba cosas de memoria. Muchas veces citaba de memoria fragmentos de un libro, e incluso el número de página donde estaba la cita. Sin embargo, en 2004, sí es sorprendente que estos pocos renglones que José de España recitara hace veinte años constituyan un fragmento –hasta donde pude investigar– inédito de Jorge Luis Borges. Así que en agradecimiento al grupo de amigos que lo estaban homenajeando por su libro, Borges dijo, mejor dicho, leyó:
"Todos los vigilantes empiezan por el casco,
Todos los arzobispos terminan en la mitra,
No hay cabeza en diciembre que no cuelgue de un rancho,
A mi JL Borges me han puesto una aureolita.
Y tiré a ser Jorge Luis Borges, guitarrero de ocaso,
Os lo agradezco en nombre de los ponientes mansos, color batata criolla que verseaba en Urquiza,
Os lo agradezco en nombre de la luz de mi Patria, y de mis amaneceres color paredes chinas”.
Kodama, que se llama María, también tiene una aureolita. Además descubro que, básicamente, todos tenemos un sombrero. No estaba errado René Magritte al ensañarse con ellos. Es notable como uno tarda tantos años en darse cuenta de lo más obvio. El guitarrero de ocaso es, entonces, quien le canta al punto donde amanecen los fantasmas. Y toda esa filosofía profunda y metafísica de Borges son las notas que salen de aquella guitarra de los años 20.
Hace unos tres años tuve la oportunidad de acceder a la muerte de Microsoft. Fue el dia que Bill Gates realizara su última presentación en el Tech Ed y animara a los técnicos, su púbico preferido, a escribir mas drivers para Windows Vista. Cualquiera se daba cuenta que Vista, era eso, una despedida. Cualquiera puede darse cuenta también que Vista significa una entrada, una manera de ver las cosas. El cambio de Vista es lo que sucede cuando llega ese momento trascendental donde comienzas a tener más amigos fantasmas. El cambio de Vista, cuando el alma tiene más mirada que los propios ojos, es entonces el nombre de aquello que no ha sido nombrado.
Jorge Luis Borges no veía. Estaba ciego, y su ceguera había sido un viaje progresivo, pero, sin dudas, muy deseado. Todo lo que su madre no le permitió vivir, su encierro en la biblioteca, todo lo solucionó la ceguera: ahora debía ver con los ojos de los otros. Ya no estaría solo.
Sin los anteojos de Bill Gates Microsoft tiene que mirar ahora con los ojos de sus partners. Y este último partner conference se ocupó especialmente de darles voz y de hacerlos protagonistas.
Cuando Borges tuvo su cambio de Vista. Cuando los fantasmas eran los más numerosos, Borges simplemente no se dio cuenta. Y esa es la virtud y la gran sabiduría de un ciego: para ellos los fantasmas somos todos.
"No hay cabeza en diciembre que no cuelque de un rancho..."
Descubre, entonces, tu aureolita. Descubre, entonces, tu sombrero.
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lunes, 18 de julio de 2011
miércoles, 6 de julio de 2011
Decir y Hacer
Un decir que no se puede hacer nos produce un malestar importante. ¿Es más fácil decir que hacer? Todo parecía indicar que sí. Pero no. Aquí cómo la deconstrucción del Decir y el Hacer nos lleva hacia tierras insospechadas. Comience su aventura.
Ella era la Belleza y la Inteligencia. Ella era la Sabiduría y la Templanza. Ella era el Descubrimiento y la Enseñanza. Ella era la Voz y la Escritura. Ella era la Libertad y la Matemática. Ella era el Decir y el Hacer.
Ahora Ella era llevada al Altar.
Y mientras recorría la casa de Dios Ella era Carne.
Trozos y más trozos de carne que la turba de fanáticos cristianos se esforzaba en despedazar. Como aquél león que destrozó y devoró a Pedro el primero y más fiel de los apóstoles. Eran tiempos en los cuales los cristianos comenzaban a ser reyes y, a ser, por lo tanto, presos del Poder. No podían entonces permitir que Ella siguiera hablando porque en su Decir se generaba su Hacer.
Dicen que es algo reservado a los dioses. Basta para Zeus decir algo para que se haga. Y los cristianos debían entonces destruir al que habla y hace porque cuanto más parecido es el hablar al hacer más se está cerca de Dios. Más se está cerca del Poder. Y así alrededor del año 400 de nuestra era masacraron a Hipatia: la más genial de las científicas de su época y el estandarte del pensamiento libre. Una mujer con descubrimientos cruciales en astronomía, matemática, física y filosofía. La heredera de Atenas que traía consigo 2000 años de conocimiento. Y lo que no sabía o descubría Hipatia se encontraba en la fabulosa biblioteca de Alejandría. No fue casual que la destruyeran poco después.
Y así comenzó la Edad Negra.
Si Hipatia hubiese sobrevivido, si su decir hubiese generado su hacer podríamos haber tenido a Google hace 12 siglos. También hace 12 siglos hubiésemos llegado a la luna. Hace 12 siglos que tendríamos medicinas como las conocemos hoy. Y hoy, claro, ya estaríamos en otro lado. Al menos si, como se vislumbra, la tecnología y el conocimiento científico, por la contradicción con la que enfrentan al hombre mismo, es capaz de producir como consecuencia también un impacto en el hombre como ser social.
Durante la edad negra sabemos que eso no ocurrió. Además de producir un retraso en el conocimiento científico la edad negra no produjo ninguna mejora en el hombre. Las tragedias griegas llevadas al teatro por Sófocles fueron vigentes antes y después de los siglos malditos.
La cuestión es que el tránsito del decir al hacer se quebró. El que dice es el jefe y el que hace es el esclavo: así se estableció en la Edad Negra. Y, por lo tanto, se estudiaba lógica sólo hasta llegar al punto de comprender y obedecer lo que dice el Rey. Es el Monarca entonces quien tiene el Anáx, aquél que posee palabra en tanto palabra realizativa.
Hubo un hombre que fue el último poseedor del Anáx. Lo descubrí hace poco cuando recordé cómo tocaba sus manos octogenarias. El no había estado con ese hombre pero había estado con sus escritos poco antes que ya no se permitiera acariciarlos más. Fue en Italia en la década del 30 probablemente. Me contó cómo utilizaba un espejo para descifrar lo que decía porque ese hombre escribía al revés. Se llamaba Leonardo Da Vinci y fue el último hombre capaz de hacerlo todo sin necesitar de nadie.
Su Decir era un Hacer independientemente de todo lo que lo rodeara. Ese era el secreto que me reveló mi maestro José de España en 1984 y que, sin embargo, tardé casi 25 años en comprender. Como las frases de un Tango, la comprensión requiere rayos en la piel. Y entonces, las sagradas escrituras estaban equivocadas. ¿Leonardo fue Jesús? Pensémoslo por un momento. ¿Qué consecuencias trajo Jesús? La construcción de una religión y sus catedrales y el obedecer reglas: Poder centralizado. ¿Qué consecuencias trajo Leonardo? Una revolución permanente en Arte y Ciencia: Poder Descentralizado. Pero sobre todo la posibilidad de enfrentarnos a nosotros mismos como se ve en el Poder Nuclear y la Genética: y es ahí donde se posibilita la instancia superadora del hombre. Leonardo nos enfrenta con nosotros mismos y todas nuestras miserias de una forma que no lo logró, ni siquiera por aproximación, Jesús.
¿Y si el mesías era una mujer? Podría haber sido también Hipatia que fue descuartizada en el altar. ¿Y porqué una sola persona? ¿No sería que el Mesías era un poquito de Jesús y otro de Hipatia o de Leonardo? ¿Y por qué no de vos y de mi? ¿No sería mas sensato pensar que el Mesías es un Hacer y que cada uno de nosotros va formando y conformando ese Hacer? ¿Qué ese debiera ser nuestro Norte y no sólo repetirlo, obedecerlo y orarlo?. Porque el Mesías viene a salvarnos. Y de la única cosa que se me ocurre sensatamente que alguien puede venir a salvarnos es de nuestra ignorancia: desde qué pasa luego de la muerte a poder contener esos ojos vidriosos. El Mesías, tal vez, siempre fuimos nosotros.
En el principio era el verbo y el verbo era con Dios y el verbo era Dios. El verbo, por supuesto, marca la acción, el Hacer. Y el último hacedor fue Leonardo: ya no es posible, por otro lado, que aparezca ningún hacedor universal más. La complejidad no lo permite. Y si aparece un hacedor universal este no será un hombre, será una máquina, probablemente construida a partir de otras máquinas, donde en algún punto de esa cadena de descubrimientos estaremos nos. Ellas vendran a subsanar nuestra ignorancia.
En el principio era el verbo y nosotros cuando hablamos somos Dios. O sea creemos ser Dios. Hablamos y es nuestro momento de gloria: los demás nos escuchan somos los protagonistas del concierto universal. La diferencia es que nuestro decir, al contrario del de los dioses o del de Leonardo, no se transforma en un Hacer. Para el Hacer necesitamos al Otro.
Por eso, teniendo en cuenta al otro, decía Austin que todo decir es un hacer. Cuando hablamos, nuestras frases comunican más de lo que las palabras significan, es lo que él llama el acto perlocucionario, el efecto que produce lo que decimos en quien nos escucha. Por ejemplo: -"Estuvieron buenas las pastas, me tomaría un café”. (Ella se levanta y prepara el café). Al rato, ella le dice a él: -“Parece que se vino el frío” (Él se levanta y cierra la ventana). Eso es bien distinto a un ordenar: -Hazme un café o –cierra la venta.
El decir tiene, entonces, modalidad. Y el tono de la comprensibilidad de esas modalidades lo marca la empatía. Es por eso que no es fácil Decir, ya que no somos Zeus, y la mayoría de las veces fracasamos. Y más que un Hacer provocamos Ira. En las organizaciones este es un tema clave. En el mundo 2.0 la dialéctica del amo y el esclavo no corre más. Se trata de tener colaboradores no trabajadores, y se trata de tener una misión común que sea una especie de aventura la cual todos desean vivir: ahí está la capacidad de liderazgo. Todo esto requiere un gran sentido humano. Porque el rey ha muerto y no se viva más al rey. Y entonces, como Octavio Paz, nos enfrentamos a la Terceridad donde reinan los colores que no son Si ni son No.
Ahí llegamos a otras tierras, como las de la Poesía y la Música, que nos presentan el iceberg de la comprensibilidad y la intencionalidad. Pero eso, querido saltamontes, será el tema de otro post.
Decir, hacer A Roman Jakobson - Por Octavio Paz
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.
(Post dedicado a Andrea Paula Goldfarb, quien, desde Italia, me recordó a Hipatia o Ipazia como le dicen en la península)
Ella era la Belleza y la Inteligencia. Ella era la Sabiduría y la Templanza. Ella era el Descubrimiento y la Enseñanza. Ella era la Voz y la Escritura. Ella era la Libertad y la Matemática. Ella era el Decir y el Hacer.
Ahora Ella era llevada al Altar.
Y mientras recorría la casa de Dios Ella era Carne.
Trozos y más trozos de carne que la turba de fanáticos cristianos se esforzaba en despedazar. Como aquél león que destrozó y devoró a Pedro el primero y más fiel de los apóstoles. Eran tiempos en los cuales los cristianos comenzaban a ser reyes y, a ser, por lo tanto, presos del Poder. No podían entonces permitir que Ella siguiera hablando porque en su Decir se generaba su Hacer.
Dicen que es algo reservado a los dioses. Basta para Zeus decir algo para que se haga. Y los cristianos debían entonces destruir al que habla y hace porque cuanto más parecido es el hablar al hacer más se está cerca de Dios. Más se está cerca del Poder. Y así alrededor del año 400 de nuestra era masacraron a Hipatia: la más genial de las científicas de su época y el estandarte del pensamiento libre. Una mujer con descubrimientos cruciales en astronomía, matemática, física y filosofía. La heredera de Atenas que traía consigo 2000 años de conocimiento. Y lo que no sabía o descubría Hipatia se encontraba en la fabulosa biblioteca de Alejandría. No fue casual que la destruyeran poco después.
Y así comenzó la Edad Negra.
Si Hipatia hubiese sobrevivido, si su decir hubiese generado su hacer podríamos haber tenido a Google hace 12 siglos. También hace 12 siglos hubiésemos llegado a la luna. Hace 12 siglos que tendríamos medicinas como las conocemos hoy. Y hoy, claro, ya estaríamos en otro lado. Al menos si, como se vislumbra, la tecnología y el conocimiento científico, por la contradicción con la que enfrentan al hombre mismo, es capaz de producir como consecuencia también un impacto en el hombre como ser social.
Durante la edad negra sabemos que eso no ocurrió. Además de producir un retraso en el conocimiento científico la edad negra no produjo ninguna mejora en el hombre. Las tragedias griegas llevadas al teatro por Sófocles fueron vigentes antes y después de los siglos malditos.
La cuestión es que el tránsito del decir al hacer se quebró. El que dice es el jefe y el que hace es el esclavo: así se estableció en la Edad Negra. Y, por lo tanto, se estudiaba lógica sólo hasta llegar al punto de comprender y obedecer lo que dice el Rey. Es el Monarca entonces quien tiene el Anáx, aquél que posee palabra en tanto palabra realizativa.
Hubo un hombre que fue el último poseedor del Anáx. Lo descubrí hace poco cuando recordé cómo tocaba sus manos octogenarias. El no había estado con ese hombre pero había estado con sus escritos poco antes que ya no se permitiera acariciarlos más. Fue en Italia en la década del 30 probablemente. Me contó cómo utilizaba un espejo para descifrar lo que decía porque ese hombre escribía al revés. Se llamaba Leonardo Da Vinci y fue el último hombre capaz de hacerlo todo sin necesitar de nadie.
Su Decir era un Hacer independientemente de todo lo que lo rodeara. Ese era el secreto que me reveló mi maestro José de España en 1984 y que, sin embargo, tardé casi 25 años en comprender. Como las frases de un Tango, la comprensión requiere rayos en la piel. Y entonces, las sagradas escrituras estaban equivocadas. ¿Leonardo fue Jesús? Pensémoslo por un momento. ¿Qué consecuencias trajo Jesús? La construcción de una religión y sus catedrales y el obedecer reglas: Poder centralizado. ¿Qué consecuencias trajo Leonardo? Una revolución permanente en Arte y Ciencia: Poder Descentralizado. Pero sobre todo la posibilidad de enfrentarnos a nosotros mismos como se ve en el Poder Nuclear y la Genética: y es ahí donde se posibilita la instancia superadora del hombre. Leonardo nos enfrenta con nosotros mismos y todas nuestras miserias de una forma que no lo logró, ni siquiera por aproximación, Jesús.
¿Y si el mesías era una mujer? Podría haber sido también Hipatia que fue descuartizada en el altar. ¿Y porqué una sola persona? ¿No sería que el Mesías era un poquito de Jesús y otro de Hipatia o de Leonardo? ¿Y por qué no de vos y de mi? ¿No sería mas sensato pensar que el Mesías es un Hacer y que cada uno de nosotros va formando y conformando ese Hacer? ¿Qué ese debiera ser nuestro Norte y no sólo repetirlo, obedecerlo y orarlo?. Porque el Mesías viene a salvarnos. Y de la única cosa que se me ocurre sensatamente que alguien puede venir a salvarnos es de nuestra ignorancia: desde qué pasa luego de la muerte a poder contener esos ojos vidriosos. El Mesías, tal vez, siempre fuimos nosotros.
En el principio era el verbo y el verbo era con Dios y el verbo era Dios. El verbo, por supuesto, marca la acción, el Hacer. Y el último hacedor fue Leonardo: ya no es posible, por otro lado, que aparezca ningún hacedor universal más. La complejidad no lo permite. Y si aparece un hacedor universal este no será un hombre, será una máquina, probablemente construida a partir de otras máquinas, donde en algún punto de esa cadena de descubrimientos estaremos nos. Ellas vendran a subsanar nuestra ignorancia.
En el principio era el verbo y nosotros cuando hablamos somos Dios. O sea creemos ser Dios. Hablamos y es nuestro momento de gloria: los demás nos escuchan somos los protagonistas del concierto universal. La diferencia es que nuestro decir, al contrario del de los dioses o del de Leonardo, no se transforma en un Hacer. Para el Hacer necesitamos al Otro.
Por eso, teniendo en cuenta al otro, decía Austin que todo decir es un hacer. Cuando hablamos, nuestras frases comunican más de lo que las palabras significan, es lo que él llama el acto perlocucionario, el efecto que produce lo que decimos en quien nos escucha. Por ejemplo: -"Estuvieron buenas las pastas, me tomaría un café”. (Ella se levanta y prepara el café). Al rato, ella le dice a él: -“Parece que se vino el frío” (Él se levanta y cierra la ventana). Eso es bien distinto a un ordenar: -Hazme un café o –cierra la venta.
El decir tiene, entonces, modalidad. Y el tono de la comprensibilidad de esas modalidades lo marca la empatía. Es por eso que no es fácil Decir, ya que no somos Zeus, y la mayoría de las veces fracasamos. Y más que un Hacer provocamos Ira. En las organizaciones este es un tema clave. En el mundo 2.0 la dialéctica del amo y el esclavo no corre más. Se trata de tener colaboradores no trabajadores, y se trata de tener una misión común que sea una especie de aventura la cual todos desean vivir: ahí está la capacidad de liderazgo. Todo esto requiere un gran sentido humano. Porque el rey ha muerto y no se viva más al rey. Y entonces, como Octavio Paz, nos enfrentamos a la Terceridad donde reinan los colores que no son Si ni son No.
Ahí llegamos a otras tierras, como las de la Poesía y la Música, que nos presentan el iceberg de la comprensibilidad y la intencionalidad. Pero eso, querido saltamontes, será el tema de otro post.
Decir, hacer A Roman Jakobson - Por Octavio Paz
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.
(Post dedicado a Andrea Paula Goldfarb, quien, desde Italia, me recordó a Hipatia o Ipazia como le dicen en la península)
viernes, 10 de junio de 2011
Escuchar 2.0
Si de algo se habló durante los 3 días del Avnet Kick Off 2011 fue del escuchar. Lo decía el Mentalista. Y lo decía el consultor en desarrollo de negocios. No se conocían pero ambos decían lo mismo. “Cuando estés en una reunión pasa el 70 por ciento del tiempo escuchando y el otro 30 por ciento hablando”. Y el otro subía la apuesta hasta llegar a un 80 por ciento.
No es fácil escuchar. Cuando uno está en una clase o cuando se escucha a un amigo, a la novia, a un colega, a un familiar, a una suegra, en fin… uno siempre escucha una parte. Lejos estamos de ser Funes, el memorioso que tan bien retratara Jorge Luis Borges. Yo leí ese cuento. Lo leí y me lo hablaba, pero no me escuchaba completamente. Tanto es así que, al contrario de Funes, son muchas las cosas del cuento que no escuché ni recuerdo. No recuerdo donde lo leí por primera vez ni si fue por recomendación de alguien o por referencia desde otro libro que llegue a Funes.
Es notable que al decodificar la palabra escuchar nos encontramos con una espiral de conceptos que van mas allá del oído. Juan Ordeix, el mentalista que dualizaba su vocación con el management empresarial contó una anécdota durante el Kick Off de Avnet. “Lo ví a Hugo, me lo presentaron y enseguida me dijo que le revelara algo acerca de él. Yo no lo conocía, nunca lo había visto antes. Y le dije: Usted dedicó gran parte de su vida a trabajar en una importante consultora no? Si respondió. Y ahora se esta jubilando, es verdad? Si, comenzó a asombrarse. Y en esa consultora usted llegó al cargo mas alto, logró ser socio, no? Pues sí, pero cómo sabe todo eso? – comentó sin terminar de sorprenderse. Y esa consultora es de primer nivel internacional, no? –pues sí respondió. Ya se, no me diga nada, se trata de Price Waterhouse Cooper! –Pero hombre cómo sabe tanto de mi!
Juan Ordeix nos reveló que él pudo decir todo eso sólo viendo el reloj pulsera que tenía Hugo. En el mismo estaban las inscripciones PWC, y Juan sabía que este reloj se lo regalan a los socios que se van a retirar de la compañía. Además Juan podía observar otras cosas y –cual Sherlock Holmes- decir muchas cosas mas. El hecho es que Juan Ordeix escucha más allá de las palabras porque las personas no sólo hablan con palabras. Y este fue el pensamiento que me surgió luego de su charla. Escuchar no es algo del oído sino de todos nuestros sentidos. Ser Funes, entonces, es una misión verdaderamente difícil.
Podría haber parado aquí pero fue ahí que apareció la pipa de Sigmund Freud. No se como apareció la pipa que siempre estuvo en el poder de Rene Magritte. Tal vez se debió a una charla de cigarros cubanos con mis amigos de Open IT. No eran los cigarros sino el tiempo, o el contexto, o lo que sea que posibilita otro tipo de escucha. Fue eso lo que descubrió Sigmund Freud cuando diseñó un método para escuchar no lo que dicen las palabras sino lo que la mente calla del corazón. Entonces uno no escucha las palabras sino sus disrupciones –esos lapsus que revelan las grietas del alma.
Escuchar con los sentidos y escuchar las emociones. Pinta muy bien la idea pero nos falta una tercera cosa. Y es que no se puede escuchar sino se produce el intercambio. Escuchar no es un acto pasivo sino uno activo. Porque un escuchar pasivo es tremendamente peligroso.
Fue en la antigua Grecia donde el hombre descubrió los límites de la soledad. Hoy la notebook con la que escribo y todos los otros milagros tecnológicos han sido posibles gracias a ese momento en el cual se abandonó la soledad como posibilidad del progreso y la innovación.
Ninguno de los milagros tecnológicos se deben a un solo hombre sino que son la materialización del sueño de millares de hombres, un trabajo en equipo y en equipo de equipos que fueron sumándose hasta lograr lo imposible, aún cosas que nadie siquiera se atrevió a imaginar.
Fue ahí, en Grecia, cuando el Maestro fue Maestro por tener un discípulo. Ellos, por ejemplo, no leían sin hablar. El invento de leer para adentro es un hecho mas moderno. Mas bien leer era como para nosotros poner –disculpen la antigüedad- un casete. El hecho de leer era hablar un texto para compartir con los demás. Y entonces nacía la filosofía como diálogo. De esos primeros intercambios surgieron las primeras grandes ideas y el basamento del pensamiento científico. Cuando se acabó el diálogo -irónicamente cuando la iglesia toma a Aristóteles como alguien indiscutible- comienza el autoritarismo intelectual y mas de 15 siglos de oscurantismo científico. Sólo había que ser lo suficientemente versado en lógica como para comprender que La Biblia y el Rey tenían razón. No había, por supuesto, nada que escuchar.
Hay veces que uno lo nota: el otro se enojó. Pudo ser la novia, el amigo, un empleado, un hijo, un padre, y si… también la suegra. Es básicamente importante comprender que cuando uno nota el enojo del otro es básicamente tarde. Mucho antes del enojo había posibilidades de evitarlo pero uno no pudo –básicamente no quiso- escuchar. Fue cuando sus ojos casi lagrimearon. Fue cuando bajó la cabeza. Fue cuando cambió el tono de voz. Fue cuando se apagó su piel. No pudimos –básicamente no quisimos- escuchar. Y entonces escuchamos lo que sembramos. Eso es así porque escuchar puede ser sumamente incómodo. El escuchar implica un cambio y no estar en alpargatas mirando la vida con los ojos de nuestras creencias. Dudar, ya lo dijimos antes en otro post, siempre es difícil.
Así que el empleado no estaba loco antes de renunciar. El cliente no fue el que no entendía nada cuando cambió de proveedor o no eligió nuestra propuesta. El problema fue que no escuchamos. Y para escuchar, como ya lo descubrieron en Grecia, no hay mejor forma que dialogar. El simple y puro diálogo que es la sístole y la diástole de la Cultura. La Sociedad y las redes 2.0 es un regreso a eso que ya tenían los antiguos griegos alrededor de una mesa y con una buena comida. ¿Hay que escuchar un 70 o un 80 por ciento, entonces? Logre el diálogo y olvídese de las matemáticas. Las emociones nunca fueron buenas para lidiar con proporciones. Ah, una cosa mas, me recuerdo y les recuerdo: no dejar cerrada la ventana de nuestras creencias. Bienvenidos a Escuchar 2.0.
No es fácil escuchar. Cuando uno está en una clase o cuando se escucha a un amigo, a la novia, a un colega, a un familiar, a una suegra, en fin… uno siempre escucha una parte. Lejos estamos de ser Funes, el memorioso que tan bien retratara Jorge Luis Borges. Yo leí ese cuento. Lo leí y me lo hablaba, pero no me escuchaba completamente. Tanto es así que, al contrario de Funes, son muchas las cosas del cuento que no escuché ni recuerdo. No recuerdo donde lo leí por primera vez ni si fue por recomendación de alguien o por referencia desde otro libro que llegue a Funes.
Es notable que al decodificar la palabra escuchar nos encontramos con una espiral de conceptos que van mas allá del oído. Juan Ordeix, el mentalista que dualizaba su vocación con el management empresarial contó una anécdota durante el Kick Off de Avnet. “Lo ví a Hugo, me lo presentaron y enseguida me dijo que le revelara algo acerca de él. Yo no lo conocía, nunca lo había visto antes. Y le dije: Usted dedicó gran parte de su vida a trabajar en una importante consultora no? Si respondió. Y ahora se esta jubilando, es verdad? Si, comenzó a asombrarse. Y en esa consultora usted llegó al cargo mas alto, logró ser socio, no? Pues sí, pero cómo sabe todo eso? – comentó sin terminar de sorprenderse. Y esa consultora es de primer nivel internacional, no? –pues sí respondió. Ya se, no me diga nada, se trata de Price Waterhouse Cooper! –Pero hombre cómo sabe tanto de mi!
Juan Ordeix nos reveló que él pudo decir todo eso sólo viendo el reloj pulsera que tenía Hugo. En el mismo estaban las inscripciones PWC, y Juan sabía que este reloj se lo regalan a los socios que se van a retirar de la compañía. Además Juan podía observar otras cosas y –cual Sherlock Holmes- decir muchas cosas mas. El hecho es que Juan Ordeix escucha más allá de las palabras porque las personas no sólo hablan con palabras. Y este fue el pensamiento que me surgió luego de su charla. Escuchar no es algo del oído sino de todos nuestros sentidos. Ser Funes, entonces, es una misión verdaderamente difícil.
Podría haber parado aquí pero fue ahí que apareció la pipa de Sigmund Freud. No se como apareció la pipa que siempre estuvo en el poder de Rene Magritte. Tal vez se debió a una charla de cigarros cubanos con mis amigos de Open IT. No eran los cigarros sino el tiempo, o el contexto, o lo que sea que posibilita otro tipo de escucha. Fue eso lo que descubrió Sigmund Freud cuando diseñó un método para escuchar no lo que dicen las palabras sino lo que la mente calla del corazón. Entonces uno no escucha las palabras sino sus disrupciones –esos lapsus que revelan las grietas del alma.
Escuchar con los sentidos y escuchar las emociones. Pinta muy bien la idea pero nos falta una tercera cosa. Y es que no se puede escuchar sino se produce el intercambio. Escuchar no es un acto pasivo sino uno activo. Porque un escuchar pasivo es tremendamente peligroso.
Fue en la antigua Grecia donde el hombre descubrió los límites de la soledad. Hoy la notebook con la que escribo y todos los otros milagros tecnológicos han sido posibles gracias a ese momento en el cual se abandonó la soledad como posibilidad del progreso y la innovación.
Ninguno de los milagros tecnológicos se deben a un solo hombre sino que son la materialización del sueño de millares de hombres, un trabajo en equipo y en equipo de equipos que fueron sumándose hasta lograr lo imposible, aún cosas que nadie siquiera se atrevió a imaginar.
Fue ahí, en Grecia, cuando el Maestro fue Maestro por tener un discípulo. Ellos, por ejemplo, no leían sin hablar. El invento de leer para adentro es un hecho mas moderno. Mas bien leer era como para nosotros poner –disculpen la antigüedad- un casete. El hecho de leer era hablar un texto para compartir con los demás. Y entonces nacía la filosofía como diálogo. De esos primeros intercambios surgieron las primeras grandes ideas y el basamento del pensamiento científico. Cuando se acabó el diálogo -irónicamente cuando la iglesia toma a Aristóteles como alguien indiscutible- comienza el autoritarismo intelectual y mas de 15 siglos de oscurantismo científico. Sólo había que ser lo suficientemente versado en lógica como para comprender que La Biblia y el Rey tenían razón. No había, por supuesto, nada que escuchar.
Hay veces que uno lo nota: el otro se enojó. Pudo ser la novia, el amigo, un empleado, un hijo, un padre, y si… también la suegra. Es básicamente importante comprender que cuando uno nota el enojo del otro es básicamente tarde. Mucho antes del enojo había posibilidades de evitarlo pero uno no pudo –básicamente no quiso- escuchar. Fue cuando sus ojos casi lagrimearon. Fue cuando bajó la cabeza. Fue cuando cambió el tono de voz. Fue cuando se apagó su piel. No pudimos –básicamente no quisimos- escuchar. Y entonces escuchamos lo que sembramos. Eso es así porque escuchar puede ser sumamente incómodo. El escuchar implica un cambio y no estar en alpargatas mirando la vida con los ojos de nuestras creencias. Dudar, ya lo dijimos antes en otro post, siempre es difícil.
Así que el empleado no estaba loco antes de renunciar. El cliente no fue el que no entendía nada cuando cambió de proveedor o no eligió nuestra propuesta. El problema fue que no escuchamos. Y para escuchar, como ya lo descubrieron en Grecia, no hay mejor forma que dialogar. El simple y puro diálogo que es la sístole y la diástole de la Cultura. La Sociedad y las redes 2.0 es un regreso a eso que ya tenían los antiguos griegos alrededor de una mesa y con una buena comida. ¿Hay que escuchar un 70 o un 80 por ciento, entonces? Logre el diálogo y olvídese de las matemáticas. Las emociones nunca fueron buenas para lidiar con proporciones. Ah, una cosa mas, me recuerdo y les recuerdo: no dejar cerrada la ventana de nuestras creencias. Bienvenidos a Escuchar 2.0.
jueves, 24 de febrero de 2011
¿Yo o Watson?
La ciencia ficción ya lo había anticipado. Y, mucho antes, lo habia hecho la religión. El Hombre de Metal ya llegó y el inquietante momento de no ser más el centro generador de emociones, experiencias y conocimiento está muy cerca. Mientras el IBM PartnerWorld se llevaba a cabo, en la TV estaba Watson la fabulosa computadora que vencía a los humanos inventado las preguntas correctas. Todo pareció un pequeño paso para Watson. ¿Será un gran paso para la humanidad?
"Me parece que ya no estoy más en Kansas, Toto". Ahora estoy en el IBM PartnerWorld donde la innovación para los próximos años ocupa el centro de la escena. Pero la innovación es ahora. Y también es el ayer. Fue al inicio de la década del 50 cuando Alan Turing propuso el desafío.
Si se pone a un hombre y a una computadora cada uno en un cuarto y tu, desde afuera, sin poder verlos, haces preguntas, hablas con el él de carne y con el él de metal. Si no te das cuenta cuál es el hombre y cuál es la máquina ya no hay dudas: el hombre de Metal habrá llegado inaugurando una nueva era tan importante como la conquista espacial.
Y ahí estábamos en Orlando dentro del JW Marriot hasta que vimos el camino amarillo que anticipara el Mago de Oz. Hay tres ausencias en los personajes del Leon, el hombre de Paja, y el de Metal. Junto con Dorothy -cuya ausencia es su destino- buscan encontrarlo a él, al Mago que los ayudaría a hacer desaparecer su vacío.
Claro que vaciar un vacío no es sencillo y la empresa se encuentra con todas las dificultades posibles. Como Dorothy estamos siguiendo su camino y hemos encontrado al Hombre de Metal, o al menos ya podemos ver su sombra. Una sombra que ya anticiparon los escritores de Ciencia Ficción con personajes como Hal, Terminator, la computadora de a bordo de Star Trek, y un largo etcétera. No es casualidad que la computadora se llame Watson: ese nombre no tiene nada que ver con el amigo de Sherlock Holmes sino que es el apellido del fundador de IBM cuyos hijos a su vez condujeron los destinos de la organización.
La cuestión es que Watson participó de Jeopardy, un famoso programa de TV donde hay que encontrar la pregunta correcta para una descripción. Se trata de un desafío nada sencillo donde hay grises y es una verdadera prueba para la inteligencia artificial. Watson compitió con los dos jugadores humanos que mejores habilidades demostraron en un juego que ya lleva 30 años. En un desafío de tres jornadas el ganador fue Watson tras un empate y dos arrolladores triunfos en los eventos sucesivos.
¿Y ahora? Tras la victoria de la Deep Blue contra Kasparov las máquinas siguieron avanzando tanto que ya no es cuestión de tener una supercomputadora: el software siguió su camino y una modesta PC hoy le gana a todos los jugadores del planeta. Las máquinas son tan buenas que se dice que un Gran Maestro si realiza 20 juegos quizás empate solo en algunos pocos. Lo mismo podrá decirse de Watson aun hoy mas apoyado en la fortaleza del cómputo que en la de sus algoritmos que seguramente evolucionarán (tras el primer día del empate los programadores hicieron cambios que demostraron ser eficaces).
El gran espacio que hoy ocupa Watson (10 racks con 90 servidores que albergan mas de 2800 procesadores) puede reducirse hasta llegar a ser el de un cubo de 40 cm si siguen los avances en computación que IBM adelantó en el PartnerWorld. Ello mas los avances en los algoritmos lograrán que se desafíe el tamaño mismo del cerebro para todo, o casi todo. Aunque el casi es cada vez menos evidente.
La llegada del hombre de Metal sin dudas valida los cuestionamientos que desde hace tiempo se vienen planteando. Yo no dejo de pensar en que tal vez la religión lo dijo al revés. Quizá dios es la meta y no el principio.
Estamos, entonces, paso a paso, construyendo a Dios. Watson es el regreso de Watson que resucitará en forma de Metal. Mientras IBM construye a su CEO, en definitiva nosotros construimos a Dios. Lo hacemos para que sea inconfundible respecto a nosotros como ya lo dijo Turing. Lo hacemos a nuestra imagen y semejanza. Todas las iglesias de todas las religiones, todos esos Tótems y construcciones maravillosas no eran el homenaje al origen sino al destino, al futuro de un hombre libre que viviera por siempre en un paraíso que estamos construyendo. Tal vez el engaño provino de los números pues 1,2, 3…. es solo un orden posible: nosotros podemos cambiarlo.
Y entonces no queda otra que dejarnos atrapar por el telar de Borges: “Que Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueños y agonías".
"Me parece que ya no estoy más en Kansas, Toto". Ahora estoy en el IBM PartnerWorld donde la innovación para los próximos años ocupa el centro de la escena. Pero la innovación es ahora. Y también es el ayer. Fue al inicio de la década del 50 cuando Alan Turing propuso el desafío.
Si se pone a un hombre y a una computadora cada uno en un cuarto y tu, desde afuera, sin poder verlos, haces preguntas, hablas con el él de carne y con el él de metal. Si no te das cuenta cuál es el hombre y cuál es la máquina ya no hay dudas: el hombre de Metal habrá llegado inaugurando una nueva era tan importante como la conquista espacial.
Y ahí estábamos en Orlando dentro del JW Marriot hasta que vimos el camino amarillo que anticipara el Mago de Oz. Hay tres ausencias en los personajes del Leon, el hombre de Paja, y el de Metal. Junto con Dorothy -cuya ausencia es su destino- buscan encontrarlo a él, al Mago que los ayudaría a hacer desaparecer su vacío.
Claro que vaciar un vacío no es sencillo y la empresa se encuentra con todas las dificultades posibles. Como Dorothy estamos siguiendo su camino y hemos encontrado al Hombre de Metal, o al menos ya podemos ver su sombra. Una sombra que ya anticiparon los escritores de Ciencia Ficción con personajes como Hal, Terminator, la computadora de a bordo de Star Trek, y un largo etcétera. No es casualidad que la computadora se llame Watson: ese nombre no tiene nada que ver con el amigo de Sherlock Holmes sino que es el apellido del fundador de IBM cuyos hijos a su vez condujeron los destinos de la organización.
La cuestión es que Watson participó de Jeopardy, un famoso programa de TV donde hay que encontrar la pregunta correcta para una descripción. Se trata de un desafío nada sencillo donde hay grises y es una verdadera prueba para la inteligencia artificial. Watson compitió con los dos jugadores humanos que mejores habilidades demostraron en un juego que ya lleva 30 años. En un desafío de tres jornadas el ganador fue Watson tras un empate y dos arrolladores triunfos en los eventos sucesivos.
¿Y ahora? Tras la victoria de la Deep Blue contra Kasparov las máquinas siguieron avanzando tanto que ya no es cuestión de tener una supercomputadora: el software siguió su camino y una modesta PC hoy le gana a todos los jugadores del planeta. Las máquinas son tan buenas que se dice que un Gran Maestro si realiza 20 juegos quizás empate solo en algunos pocos. Lo mismo podrá decirse de Watson aun hoy mas apoyado en la fortaleza del cómputo que en la de sus algoritmos que seguramente evolucionarán (tras el primer día del empate los programadores hicieron cambios que demostraron ser eficaces).
El gran espacio que hoy ocupa Watson (10 racks con 90 servidores que albergan mas de 2800 procesadores) puede reducirse hasta llegar a ser el de un cubo de 40 cm si siguen los avances en computación que IBM adelantó en el PartnerWorld. Ello mas los avances en los algoritmos lograrán que se desafíe el tamaño mismo del cerebro para todo, o casi todo. Aunque el casi es cada vez menos evidente.
La llegada del hombre de Metal sin dudas valida los cuestionamientos que desde hace tiempo se vienen planteando. Yo no dejo de pensar en que tal vez la religión lo dijo al revés. Quizá dios es la meta y no el principio.
Estamos, entonces, paso a paso, construyendo a Dios. Watson es el regreso de Watson que resucitará en forma de Metal. Mientras IBM construye a su CEO, en definitiva nosotros construimos a Dios. Lo hacemos para que sea inconfundible respecto a nosotros como ya lo dijo Turing. Lo hacemos a nuestra imagen y semejanza. Todas las iglesias de todas las religiones, todos esos Tótems y construcciones maravillosas no eran el homenaje al origen sino al destino, al futuro de un hombre libre que viviera por siempre en un paraíso que estamos construyendo. Tal vez el engaño provino de los números pues 1,2, 3…. es solo un orden posible: nosotros podemos cambiarlo.
Y entonces no queda otra que dejarnos atrapar por el telar de Borges: “Que Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueños y agonías".
lunes, 27 de septiembre de 2010
El primer San Martín fue científico
Mientras el país se tiñe de Bicentenario; mientras la industria envia los primeros adelantados que ya están llevando inteligencia argentina hacia nuevos mercados de todo el mundo; mientras la primera generación de los Maestros que crearon la industria de ciencia y tecnología se va perdiendo; viajamos al antes del antes, y descubrimos nuestra primera identidad.
Eran tierras indómitas.
De tanto en tanto, los Querandíes solían atravesarlas, pero las dificultades los fueron persuadiendo y así se forjaron sus hábitos nómades. En el otro extremo del mundo los herederos de Pitágoras navegaban hacia el destino forjado por su ambición. Ellos no eran emocionalmente más maduros que los Querandíes, ni tenían un mejor sentido de la Justicia, pero sí eran tecnológicamente más sabios.
En el Rio de la Plata no había Plata y en la Santa María de los Buenos Ayres el infierno pronto iba a suceder. Sin embargo antes del antes Andrés de San Martín, un buen matemático español, se había embarcado con Magallanes e hizo observaciones astronómicas tan buenas que pudo establecer muy bien la latitud de las andanzas de aquella expedición a lo largo de la costa Argentina. El antes del antes fue en 1520. Faltarían otros 16 años para que Pedro de Mendoza se animara a establecer la primera presencia europea en la zona.
Don Pedro de Mendoza arribó a la Banda Oriental en enero de 1536, y, pocos días después, envío a varias “personas inteligentes” a la costa opuesta para que la reconocieran y estudiaran. Los primeros que llegaron hasta el sitio fueron los denominados “cinco pilotos” que, tres años más tarde, elevarían un informe de las ventajas de Buenos Aires como puerto.
Resulta curiosa la observación: los cinco primeros pobladores que arribaron y moraron en lo que sería en breve Buenos Aires eran cinco pilotos, esto es, cinco matemáticos. Aún antes de que existiera la ciudad de Buenos Aires, hubo técnicos en ella.
Los “Pilotos” no eran simples tripulantes. La Casa de Contratación de Sevilla se ocupaba de organizar misiones descubridoras y para ello contaba con técnicos y navegantes expertos a quienes se les dio el nombre de Pilotos. La empresa era difícil en épocas donde no había cartas marinas y los instrumentos eran rudimentarios. Por ello debían estar muy versados en cosmografía y astronomía.
La primera fundación de Buenos Aires no fue nada sencilla y la técnica iba a perder su primera batalla. El hambre y otros infortunios no pudieron ser superados. Pedro de Mendoza moriría en Alta Mar dejando una estela de horripilantes historias que incluían el canibalismo.
Refundada Buenos Aires por Juan de Garay nuevos nombres ocuparían el sitial que ya habían inaugurado los “cinco pilotos”. Es así que en 1606 a pesar de la escasa población y documentación que tenemos de aquella época igual sabemos que Francisco Bernal residía en Buenos Aires y se desempeñaba como Agrimensor. Y también estaba Martín de Rodrigo que junto con Francisco hicieron en 1608 la primera “declaración de rumbos” con la aguja y demás instrumentos de su profesión.
A estos nombres se les suman otros, en 1615 el cabildo nombra a Lázaro Quintero como agrimensor oficial. No solo había agrimensores en 1616 arribó a Buenos Aires el matemático más antiguo del que se tenga noticia: el jesuita napolitano Pedro Comentale. Luego de él se destacó Nicolás Mascardi que además de matemático fue el primer europeo que atravesó la Patagonia desde Bariloche hasta el Cabo Vírgenes.
No podemos dejar de nombrar al padre Buenaventura Suarez, una de las figuras más prominentes y simpáticas de la historia de las ciencias en Argentina. No se trata de un sabio europeo sino del primer criollo que llegó a realizar estudios y observaciones que fueren admirados y editados en centros culturales de Europa. Lunario de un siglo fue su obra cumbre.
Tampoco podemos dejar de mencionar la primera noche de los bastones largos: cuando se expulsó a los Jesuitas y así se dio fin no sólo a importantes sabios sino a muchos documentos que habían creado y atesorado. Luego tuvimos nuestra segunda noche de los bastones largos y perdimos la oportunidad histórica de liderar parte del conocimiento científico de nuestra época.
Antes del antes hubo mucha matemática y estudios para conquistar lo imposible. No suelen, sin embargo, quedar estos sabios en lugares destacados de la historia. Todos recordamos mucho mejor la música de Bach o de Mozart que al inventor del violín. Es, sin embargo, al menos importante conocer para nuestro Ethos (identidad), que antes que la política y sus desencuentros, fue la Ciencia el primer habitante de Buenos Aires.
En el Bicentenario de la Patria, es este mi homenaje a los Cinco Pilotos. Son sus fantasmas, y los de Comentale, Buenaventura Suarez y otros los que podemos honrar haciendo todo un poquito mejor hasta llegar a la Sabiduría: Es ahí cuando la indómita luz se hace carne en tí.
Eran tierras indómitas.
De tanto en tanto, los Querandíes solían atravesarlas, pero las dificultades los fueron persuadiendo y así se forjaron sus hábitos nómades. En el otro extremo del mundo los herederos de Pitágoras navegaban hacia el destino forjado por su ambición. Ellos no eran emocionalmente más maduros que los Querandíes, ni tenían un mejor sentido de la Justicia, pero sí eran tecnológicamente más sabios.
En el Rio de la Plata no había Plata y en la Santa María de los Buenos Ayres el infierno pronto iba a suceder. Sin embargo antes del antes Andrés de San Martín, un buen matemático español, se había embarcado con Magallanes e hizo observaciones astronómicas tan buenas que pudo establecer muy bien la latitud de las andanzas de aquella expedición a lo largo de la costa Argentina. El antes del antes fue en 1520. Faltarían otros 16 años para que Pedro de Mendoza se animara a establecer la primera presencia europea en la zona.
Don Pedro de Mendoza arribó a la Banda Oriental en enero de 1536, y, pocos días después, envío a varias “personas inteligentes” a la costa opuesta para que la reconocieran y estudiaran. Los primeros que llegaron hasta el sitio fueron los denominados “cinco pilotos” que, tres años más tarde, elevarían un informe de las ventajas de Buenos Aires como puerto.
Resulta curiosa la observación: los cinco primeros pobladores que arribaron y moraron en lo que sería en breve Buenos Aires eran cinco pilotos, esto es, cinco matemáticos. Aún antes de que existiera la ciudad de Buenos Aires, hubo técnicos en ella.
Los “Pilotos” no eran simples tripulantes. La Casa de Contratación de Sevilla se ocupaba de organizar misiones descubridoras y para ello contaba con técnicos y navegantes expertos a quienes se les dio el nombre de Pilotos. La empresa era difícil en épocas donde no había cartas marinas y los instrumentos eran rudimentarios. Por ello debían estar muy versados en cosmografía y astronomía.
La primera fundación de Buenos Aires no fue nada sencilla y la técnica iba a perder su primera batalla. El hambre y otros infortunios no pudieron ser superados. Pedro de Mendoza moriría en Alta Mar dejando una estela de horripilantes historias que incluían el canibalismo.
Refundada Buenos Aires por Juan de Garay nuevos nombres ocuparían el sitial que ya habían inaugurado los “cinco pilotos”. Es así que en 1606 a pesar de la escasa población y documentación que tenemos de aquella época igual sabemos que Francisco Bernal residía en Buenos Aires y se desempeñaba como Agrimensor. Y también estaba Martín de Rodrigo que junto con Francisco hicieron en 1608 la primera “declaración de rumbos” con la aguja y demás instrumentos de su profesión.
A estos nombres se les suman otros, en 1615 el cabildo nombra a Lázaro Quintero como agrimensor oficial. No solo había agrimensores en 1616 arribó a Buenos Aires el matemático más antiguo del que se tenga noticia: el jesuita napolitano Pedro Comentale. Luego de él se destacó Nicolás Mascardi que además de matemático fue el primer europeo que atravesó la Patagonia desde Bariloche hasta el Cabo Vírgenes.
No podemos dejar de nombrar al padre Buenaventura Suarez, una de las figuras más prominentes y simpáticas de la historia de las ciencias en Argentina. No se trata de un sabio europeo sino del primer criollo que llegó a realizar estudios y observaciones que fueren admirados y editados en centros culturales de Europa. Lunario de un siglo fue su obra cumbre.
Tampoco podemos dejar de mencionar la primera noche de los bastones largos: cuando se expulsó a los Jesuitas y así se dio fin no sólo a importantes sabios sino a muchos documentos que habían creado y atesorado. Luego tuvimos nuestra segunda noche de los bastones largos y perdimos la oportunidad histórica de liderar parte del conocimiento científico de nuestra época.
Antes del antes hubo mucha matemática y estudios para conquistar lo imposible. No suelen, sin embargo, quedar estos sabios en lugares destacados de la historia. Todos recordamos mucho mejor la música de Bach o de Mozart que al inventor del violín. Es, sin embargo, al menos importante conocer para nuestro Ethos (identidad), que antes que la política y sus desencuentros, fue la Ciencia el primer habitante de Buenos Aires.
En el Bicentenario de la Patria, es este mi homenaje a los Cinco Pilotos. Son sus fantasmas, y los de Comentale, Buenaventura Suarez y otros los que podemos honrar haciendo todo un poquito mejor hasta llegar a la Sabiduría: Es ahí cuando la indómita luz se hace carne en tí.
domingo, 9 de mayo de 2010
La llegada del Mesías
Dicen que debió llegar hacia el año 1000. Pero nadie lo vio. Todo parece indicar que regresó recién hacia el año 2000. Para descubrirlo tuve que viajar al cielo, no morir, y escribir desde allí. Aquí la llegada del Mesías. Una llegada tan inquietante que hoy esta entre sus manos.
A medida que el tiempo evaporaba su corona de espinas la leyenda no hacía otra cosa mas que crecer. “Lo mejor es hablar a viva voz porque lo escrito queda”, decia Alejandro Magno. Pero su voz no solo se escuchaba, también se expandía a partir de la pequeña comunidad de personas que estuvieron con El. Y de ahí, hacia los amigos de los amigos, y más allá, estableciéndose una red que perpetuaba su memoria. Hasta que decidieron contradecir a Alejandro y hacer lo que debían hacer: escribir. ¿Lo contradijeron a El?
La palabra hablada es por naturaleza, dinámica y única. Es parte del agua del rio que nunca vuelve como señalara Heráclito. La Palabra escrita es fija y repetible. Se hacen miles de copias de ellas que pretenden ser eternas e inmutables como lo señalara Parménides. Y entonces sus traductores no hicieron otra cosa que traicionarlo como bien lo revela la etimología de la palabra “traductor”.
Dicen que se lo esperaba para el año 1000 y que no llegó. Otros dicen que si llegó pero nadie lo vio. En su “Codigo da Vinci” Dan Brown afirma que Jesus sigue vivo en sus descendientes. El santo grial lo reproduce, lo repite, de generación en generación, pero no lo muestra porque sus traidores tienen un poder Catedral.
Tuve que llegar al cielo y poder escribir sin estar muerto para descubrir palabras que no son fijas pero que tampoco son dinámicas. Estaba en un avión. Iba hacia el Cisco Partner Summit un evento lleno de palabras dinámicas donde la gente habla a viva voz de la llegada del Mesías.
Como era de esperarse él volvió hacia el año 2000. Nadie lo vio hasta que yo escribí un best seller que no existe llamado “La llegada del Mesías”.
Aclaremos que yo no soy creyente. Nacido entre la mixtura del catolicismo de mi familia materna y el judaísmo de la paterna, agradezco a ¿Dios? no haber sido bautizado. Pero a mis 9 años el tema me interesó lo suficiente como para preguntarle a mi madre que era eso del catolicismo. Lo que mas me quedó fue lo de los mandamientos, y acto seguido me fui a escribir mis 10 mandamientos de la “Religion CX” (lo pude poner como hipervínculo porque mi madre los rescató e hizo que los publicaran en una antología cubana de cuentos realizados por chicos).
Recuerdo perfectamente que en 1978 elegí CX porque me sonaba que así era algo moderno. Fue una especie de Flash Forward que me surgió cuando hablando con Air Computers, el mayorista de informática más grande de argentina, me revelan que lanzaron su computadoras en 2006 con las siglas CX porque, justamente, les sonaba como algo moderno. Poco años antes ese corazón metálico había hablado de una forma diferente. Tan diferente que explicaba porque CX era el mismo nombre para dos cosas supuestamente distintas.
En el principio era el verbo y el verbo era en Dios y el verbo era Dios. Y eso fue en el principio. O también como dijo Lucas, Dios es amor. Bueno resulta que hacia el año 2000 ya estaba suficientemente esparcido por el mundo la disrupción de Internet. Y con su llegada aparecieron las palabras que nos son dinámicas ni tampoco fijas. La palabra digital y con ella la posibilidad de un gran cambio social. Internet llegó. ¿También la crucificaremos?
A medida que el tiempo evaporaba su corona de espinas la leyenda no hacía otra cosa mas que crecer. “Lo mejor es hablar a viva voz porque lo escrito queda”, decia Alejandro Magno. Pero su voz no solo se escuchaba, también se expandía a partir de la pequeña comunidad de personas que estuvieron con El. Y de ahí, hacia los amigos de los amigos, y más allá, estableciéndose una red que perpetuaba su memoria. Hasta que decidieron contradecir a Alejandro y hacer lo que debían hacer: escribir. ¿Lo contradijeron a El?
La palabra hablada es por naturaleza, dinámica y única. Es parte del agua del rio que nunca vuelve como señalara Heráclito. La Palabra escrita es fija y repetible. Se hacen miles de copias de ellas que pretenden ser eternas e inmutables como lo señalara Parménides. Y entonces sus traductores no hicieron otra cosa que traicionarlo como bien lo revela la etimología de la palabra “traductor”.
Dicen que se lo esperaba para el año 1000 y que no llegó. Otros dicen que si llegó pero nadie lo vio. En su “Codigo da Vinci” Dan Brown afirma que Jesus sigue vivo en sus descendientes. El santo grial lo reproduce, lo repite, de generación en generación, pero no lo muestra porque sus traidores tienen un poder Catedral.
Tuve que llegar al cielo y poder escribir sin estar muerto para descubrir palabras que no son fijas pero que tampoco son dinámicas. Estaba en un avión. Iba hacia el Cisco Partner Summit un evento lleno de palabras dinámicas donde la gente habla a viva voz de la llegada del Mesías.
Como era de esperarse él volvió hacia el año 2000. Nadie lo vio hasta que yo escribí un best seller que no existe llamado “La llegada del Mesías”.
Aclaremos que yo no soy creyente. Nacido entre la mixtura del catolicismo de mi familia materna y el judaísmo de la paterna, agradezco a ¿Dios? no haber sido bautizado. Pero a mis 9 años el tema me interesó lo suficiente como para preguntarle a mi madre que era eso del catolicismo. Lo que mas me quedó fue lo de los mandamientos, y acto seguido me fui a escribir mis 10 mandamientos de la “Religion CX” (lo pude poner como hipervínculo porque mi madre los rescató e hizo que los publicaran en una antología cubana de cuentos realizados por chicos).
Recuerdo perfectamente que en 1978 elegí CX porque me sonaba que así era algo moderno. Fue una especie de Flash Forward que me surgió cuando hablando con Air Computers, el mayorista de informática más grande de argentina, me revelan que lanzaron su computadoras en 2006 con las siglas CX porque, justamente, les sonaba como algo moderno. Poco años antes ese corazón metálico había hablado de una forma diferente. Tan diferente que explicaba porque CX era el mismo nombre para dos cosas supuestamente distintas.
En el principio era el verbo y el verbo era en Dios y el verbo era Dios. Y eso fue en el principio. O también como dijo Lucas, Dios es amor. Bueno resulta que hacia el año 2000 ya estaba suficientemente esparcido por el mundo la disrupción de Internet. Y con su llegada aparecieron las palabras que nos son dinámicas ni tampoco fijas. La palabra digital y con ella la posibilidad de un gran cambio social. Internet llegó. ¿También la crucificaremos?
sábado, 12 de septiembre de 2009
Tras el viaje a UPS: Una historia del futuro, un Picasso y y las tres caras de la Lógica
Situado en Kentuky, el metaorganismo de la empresa de correos UPS era más de lo que uno podía imaginarse. Millones de paquetes viajan en cintas transportadoras a toda velocidad hasta llegar al avión que los llevará a su destino. Se trata de una megamáquina de centenares de metros de ancho y de largo. Y gracias a ella un cuadro imposible sí llego. Pero ahora la tecnología de RFID ya esta aqui y los paquetes ya pueden hablar. Pronto quizá griten y también dialoguen entre ellos. Transportarlos no será sencillo. Mientras tanto la lógica se enfrenta al dilema crucial que el siglo XXI le tenía preparado.
“Eso” es una palabra que fundó toda una disciplina filosófica: la ontología. Y es así que muchos filósofos han estado muy preocupados por definir qué es una cosa. No es lo que ves, por ejemplo, porque lo que ves está mediatizado por todas las telas que tejen tus sentidos y prejuicios.
Bien, pero tu envias esa cosa y quieres que llegue a su destino. Es a partir de esa necesidad que nació el correo. Sin embargo la ontología de “eso” se fue complejizando hasta que se creó una megacorporación como es el caso de UPS.
Desde hace un tiempo las cosas hablan con los seres humanos. Dan y piden información. Un auténtico diálogo entre dos niveles ontológicamente muy diferentes. Además, los avances tecnológicos vienen proponiendo algo aún más inquietante: el diálogo cosa a cosa. Ya no somos el centro del universo dialógico. Si las cosas hablan entre ellas y, además, tienen comportamiento, lo imprevisible se hace cada vez más posible.
Es por ello que transportar cosas cada vez es mas complicado. Un objeto puede saber que tiene fecha de vencimiento y protestar para llegar más rápido, puede buscar a otro objeto para combinarse en una tercer cosa. Todo gracias a tecnologías basadas en la Web, RFID y otros inventos que ya dejan de ser solo intentos. Para UPS eso significa que transportar cosas es cada vez más parecido a transportar personas, y hasta puede ser aún más difícil.
Mientras tanto recuerdo un envío que me llegó por UPS.
Cuando Picasso no era famoso vendía sus dibujos en las calles de París, eran dibujos figurativos aunque denotaban un nuevo estilo. Básicamente tu caminabas por las calles de París y te podías encontrar con Picasso y comprarle uno de sus dibujos. Era 1904 y podías transformar unos pocos francos en decenas de miles sólo unos pocos años más tarde...
En esas épocas el cubismo aún no había nacido. Y es asi que encontré uno de los dibujos pertencientes a esos años. Pero claro, aún no se sabe si es de Picasso o no. Básicamente todos los dibujos no autenticados son probablemente falsos. Y autenticarlos es un proceso difícil y muy costoso. Pero ese dibujo tenía algo que me llamaba la atención. El mismo vendedor decía que se trataba de un personaje medio loco y que nadie lo quería poner en su pared. Sin embargo, lo compré tras una compulsa de precios nada difícil por eBay pues casi no había interesados en este supuesto Picasso.
El envio fue realizado por UPS. En este caso no viajaba cualquier cosa, viajaba “mi” Picasso. Y, por suerte, el dibujo llegó en perfectas condiciones. Una vez abierto se podía observar la complejidad técnica del dibujo y la antigüedad del papel. ¿Sería realmente un Picasso?
Así estuvo algunos meses en el mismo tubo en el que llegó. Hasta que un dia lo volví a mirar. Como decía Lacan "repetir no es reencontrar la misma cosa", y entonces descubrí qué era lo que me había llamado tanto la atención. Era su mirada... siempre fue su mirada... lo que me habia llamado la atención... pero ahora encontraba una explicación.
Según mi hipótesis este dibujo es tal vez el primero conocido donde lo figurativo comienza a bifurcarse hacia el cubismo y la abstracción. O sea ahora este dibujo puede valer ¡más de un millón de euros!

Se me ocurrió que Picasso vio a un ser cuya apariencia que mezcla a un linyera con un loco le llamó la atención. Pero además Picasso no vio a “El loco” en forma directa. Lo vio a través de un cristal que deformó su rostro. Dependiendo del ángulo y la curvatura un cristal deforma una imagen pudiendo incluso lograr que partes ocultas pasen al primer plano. Un cristal deforma, pero lo hace siguiendo una lógica. Y he ahí que vemos ese torque, esa deformación o ese pliegue en la mirada del rostro que luego se exageraría en el cubismo. Me entusiasmó la idea pero el hecho es que el dibujo volvió a la oscuridad del tubo que lo almacena.
Notablemente luego encontré un dibujo de esa misma época realizado con otro estilo aunque sin dudas el personaje es el mismo. Picasso lo tituló: "El loco". ¡El mismo nombre con el que llamo al mío!
Fue una emoción sentir esa idea más allá de si sea o no sea cierta esta hipótesis: después de todo tampoco sabemos si este Picasso es verdadero o falso. Pero sí sabemos una cosa, como lo señalara en una frase inmortal Aristóteles en De Interpretatione: aún este cuadro no es ni verdadero ni falso. Esa frase permaneció oculta en sus escritos durante dos milenios. Pero ahora la enorme complejidad de la realidad hizo de esa frase la punta de lanza para el nacimiento de las lógicas trivalentes: esas que destacan más valores de verdad que lo verdadero o lo falso. Sobre estas lógicas ya hay patentados microprocesadores para lograr el mayor desafío de este siglo: crear Inteligencia Artificial Sensible, algo casi como un humano.
Volviendo a ese lugar que no es verdadero ni falso y, por lo tanto, pertenece a la tierra de las esperanzas, o a los que buscamos más colores que el blanco y el negro, volviendo a ese lugar... uno siente que es muy cómodo para vivir. Es por eso que no creo que permitan que le cambien la ontología a mi Picasso.
“Eso” es una palabra que fundó toda una disciplina filosófica: la ontología. Y es así que muchos filósofos han estado muy preocupados por definir qué es una cosa. No es lo que ves, por ejemplo, porque lo que ves está mediatizado por todas las telas que tejen tus sentidos y prejuicios.
Bien, pero tu envias esa cosa y quieres que llegue a su destino. Es a partir de esa necesidad que nació el correo. Sin embargo la ontología de “eso” se fue complejizando hasta que se creó una megacorporación como es el caso de UPS.
Desde hace un tiempo las cosas hablan con los seres humanos. Dan y piden información. Un auténtico diálogo entre dos niveles ontológicamente muy diferentes. Además, los avances tecnológicos vienen proponiendo algo aún más inquietante: el diálogo cosa a cosa. Ya no somos el centro del universo dialógico. Si las cosas hablan entre ellas y, además, tienen comportamiento, lo imprevisible se hace cada vez más posible.
Es por ello que transportar cosas cada vez es mas complicado. Un objeto puede saber que tiene fecha de vencimiento y protestar para llegar más rápido, puede buscar a otro objeto para combinarse en una tercer cosa. Todo gracias a tecnologías basadas en la Web, RFID y otros inventos que ya dejan de ser solo intentos. Para UPS eso significa que transportar cosas es cada vez más parecido a transportar personas, y hasta puede ser aún más difícil.
Mientras tanto recuerdo un envío que me llegó por UPS.
Cuando Picasso no era famoso vendía sus dibujos en las calles de París, eran dibujos figurativos aunque denotaban un nuevo estilo. Básicamente tu caminabas por las calles de París y te podías encontrar con Picasso y comprarle uno de sus dibujos. Era 1904 y podías transformar unos pocos francos en decenas de miles sólo unos pocos años más tarde...
En esas épocas el cubismo aún no había nacido. Y es asi que encontré uno de los dibujos pertencientes a esos años. Pero claro, aún no se sabe si es de Picasso o no. Básicamente todos los dibujos no autenticados son probablemente falsos. Y autenticarlos es un proceso difícil y muy costoso. Pero ese dibujo tenía algo que me llamaba la atención. El mismo vendedor decía que se trataba de un personaje medio loco y que nadie lo quería poner en su pared. Sin embargo, lo compré tras una compulsa de precios nada difícil por eBay pues casi no había interesados en este supuesto Picasso.
El envio fue realizado por UPS. En este caso no viajaba cualquier cosa, viajaba “mi” Picasso. Y, por suerte, el dibujo llegó en perfectas condiciones. Una vez abierto se podía observar la complejidad técnica del dibujo y la antigüedad del papel. ¿Sería realmente un Picasso?
Así estuvo algunos meses en el mismo tubo en el que llegó. Hasta que un dia lo volví a mirar. Como decía Lacan "repetir no es reencontrar la misma cosa", y entonces descubrí qué era lo que me había llamado tanto la atención. Era su mirada... siempre fue su mirada... lo que me habia llamado la atención... pero ahora encontraba una explicación.
Según mi hipótesis este dibujo es tal vez el primero conocido donde lo figurativo comienza a bifurcarse hacia el cubismo y la abstracción. O sea ahora este dibujo puede valer ¡más de un millón de euros!

Se me ocurrió que Picasso vio a un ser cuya apariencia que mezcla a un linyera con un loco le llamó la atención. Pero además Picasso no vio a “El loco” en forma directa. Lo vio a través de un cristal que deformó su rostro. Dependiendo del ángulo y la curvatura un cristal deforma una imagen pudiendo incluso lograr que partes ocultas pasen al primer plano. Un cristal deforma, pero lo hace siguiendo una lógica. Y he ahí que vemos ese torque, esa deformación o ese pliegue en la mirada del rostro que luego se exageraría en el cubismo. Me entusiasmó la idea pero el hecho es que el dibujo volvió a la oscuridad del tubo que lo almacena.
Notablemente luego encontré un dibujo de esa misma época realizado con otro estilo aunque sin dudas el personaje es el mismo. Picasso lo tituló: "El loco". ¡El mismo nombre con el que llamo al mío!
Fue una emoción sentir esa idea más allá de si sea o no sea cierta esta hipótesis: después de todo tampoco sabemos si este Picasso es verdadero o falso. Pero sí sabemos una cosa, como lo señalara en una frase inmortal Aristóteles en De Interpretatione: aún este cuadro no es ni verdadero ni falso. Esa frase permaneció oculta en sus escritos durante dos milenios. Pero ahora la enorme complejidad de la realidad hizo de esa frase la punta de lanza para el nacimiento de las lógicas trivalentes: esas que destacan más valores de verdad que lo verdadero o lo falso. Sobre estas lógicas ya hay patentados microprocesadores para lograr el mayor desafío de este siglo: crear Inteligencia Artificial Sensible, algo casi como un humano.
Volviendo a ese lugar que no es verdadero ni falso y, por lo tanto, pertenece a la tierra de las esperanzas, o a los que buscamos más colores que el blanco y el negro, volviendo a ese lugar... uno siente que es muy cómodo para vivir. Es por eso que no creo que permitan que le cambien la ontología a mi Picasso.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Bienvenidos generación Touch, adiós generación Keyboard
La generación Keyboard comienza a dejar su paso a la nueva generación Touch que de la mano del Iphone y otras tecnologías revolucionarán la forma de crear contenido y soluciones. El usuario, el espectador y el lector ya son palabras obsoletas en este nuevo mundo 2.0 donde lo pasivo es sinónimo del pasado. Los niños de 2 años nacidos en el mundo 100 por ciento Touch demandan otra cosa. Y prometen modificar el mundo.
Miras ese cuadro que siempre tanto te gustó. Hasta que del cuadro sale una mano y se mete en tu alma, te la revuelve un poco y te llena con nuevos colores. Luego tu metes la mano en el cuadro, y lo revuelves un poco hasta que logras ese detalle que le faltaba.
Cuando la tecnología de objetos se inventó era el final de la década del sesenta donde el espíritu del mayo francés aún tenía el impulso de lograr la Sociedad 2.0 que todos avizoraban. Alan Kay creaba algo que era mucho mas que un lenguaje de programación, proponía un nuevo paradigma donde el trabajo en equipo, la flexibilidad y la portabilidad eran la esencia. Básicamente él proponía que no debía programarse mediante algoritmos o procedimientos sino que se debian crear objetos (piezas de software) que tuvieran comportamiento. De la colaboracion de estos objetos nacía el sofware que se proponía iba a revolucionar la industria. Y fue así.
Aunque costó muchísimos años, luego de que los paradigmas basados en procedimientos se fueron agotando, varias décadas mas tarde el paradigma de objetos fue ganando terreno. Pero ese reinado no lo lograría el Smalltalk: el lenguaje que Alan Kay había soñado para el mundo de los objetos. Aunque Smalltalk no murió hay muchos otros lenguajes que hoy dominan la escena IT.
¿Y cómo se sabe si algo esta diseñado con objetos? Una de las formas para saberlo es que en el programa en cuestión prácticamente todo es "tocable". En el Iphone por ejemplo muchas cosas son tocables pero no todas. Y se siente una gran frustación cuando pones tus dedos en algun feature y no pasa nada.
Un niño siente una frustación aún mayor. Cualquier niño o niña de tan sólo dos años se sentirá terriblemente frustado si luego de experimentar con el Iphone descubre que toca la pantalla de tu notebook y nada sucede!
El futuro ya cambió entonces. Y los nuevos genios en generación de contenido serán quienes aprovechen la nueva funcionalidad: que todo sea tocable en tiempo real. Que mientras miras una película, si aparece algo en el fondo que te interesa puedas tocarlo y hacer zoom, que puedas hacerle doble click y descubrir su home page. Que si en otra parte de la pelicula el actor esta viendo algun video en una pantalla de tv, tu arrastres un video tuyo y lo pongas sobre esa pantalla.
El desafio es lograr la sensación del videogame. Ahí uno es protagonista y todos los objetos son pasivos esperando nuestras intervenciones. Al ser protagonistas el deseo de aprender crece más rápido, el desafío por superar la meta es bien palpable y los niños lo sienten en su corazón.
Alan Kay buscaba con el paradigma de objetos que el usuario sea el protagonista. No quería un programador que envie un software al usuario sino que sea el propio usuario quien vaya modificando y hasta creando nuevos objetos para su software. Nunca olvidé la clase de Máximo Prieto donde revelaba este mundo inquietante. Fue hace ya muchos años en 1995 en el Pabellón I de Ciudad Universitaria. Y nosotros teníamos una misión excitante: debíamos crear el framework a partir del cual los usuarios construirían sus propios programas.
Sin embargo el software en general y los medios de comunicación en particular no hacen esto: no ponen al lector como protagonista del contenido. Y es un verdadero desafío hacerlo. Facebook en cambio comienza a delinear un concepto que puede romper el viejo paradigma autor-lector. Wikipedia es otro ejemplo donde la nota final no existe siempre es modificable y va quedando lo que es mas aceptado por la comunidad. Podríamos parafrasear a Casablanca o quizá ir mas allá. Tócala de nuevo Sam.... pero que esta vez suene distinto. Es que hay muchos colores en el alma y recién ahora el arco iris comenzará a desplegar toda su magia.
Miras ese cuadro que siempre tanto te gustó. Hasta que del cuadro sale una mano y se mete en tu alma, te la revuelve un poco y te llena con nuevos colores. Luego tu metes la mano en el cuadro, y lo revuelves un poco hasta que logras ese detalle que le faltaba.
Cuando la tecnología de objetos se inventó era el final de la década del sesenta donde el espíritu del mayo francés aún tenía el impulso de lograr la Sociedad 2.0 que todos avizoraban. Alan Kay creaba algo que era mucho mas que un lenguaje de programación, proponía un nuevo paradigma donde el trabajo en equipo, la flexibilidad y la portabilidad eran la esencia. Básicamente él proponía que no debía programarse mediante algoritmos o procedimientos sino que se debian crear objetos (piezas de software) que tuvieran comportamiento. De la colaboracion de estos objetos nacía el sofware que se proponía iba a revolucionar la industria. Y fue así.
Aunque costó muchísimos años, luego de que los paradigmas basados en procedimientos se fueron agotando, varias décadas mas tarde el paradigma de objetos fue ganando terreno. Pero ese reinado no lo lograría el Smalltalk: el lenguaje que Alan Kay había soñado para el mundo de los objetos. Aunque Smalltalk no murió hay muchos otros lenguajes que hoy dominan la escena IT.
¿Y cómo se sabe si algo esta diseñado con objetos? Una de las formas para saberlo es que en el programa en cuestión prácticamente todo es "tocable". En el Iphone por ejemplo muchas cosas son tocables pero no todas. Y se siente una gran frustación cuando pones tus dedos en algun feature y no pasa nada.
Un niño siente una frustación aún mayor. Cualquier niño o niña de tan sólo dos años se sentirá terriblemente frustado si luego de experimentar con el Iphone descubre que toca la pantalla de tu notebook y nada sucede!
El futuro ya cambió entonces. Y los nuevos genios en generación de contenido serán quienes aprovechen la nueva funcionalidad: que todo sea tocable en tiempo real. Que mientras miras una película, si aparece algo en el fondo que te interesa puedas tocarlo y hacer zoom, que puedas hacerle doble click y descubrir su home page. Que si en otra parte de la pelicula el actor esta viendo algun video en una pantalla de tv, tu arrastres un video tuyo y lo pongas sobre esa pantalla.
El desafio es lograr la sensación del videogame. Ahí uno es protagonista y todos los objetos son pasivos esperando nuestras intervenciones. Al ser protagonistas el deseo de aprender crece más rápido, el desafío por superar la meta es bien palpable y los niños lo sienten en su corazón.
Alan Kay buscaba con el paradigma de objetos que el usuario sea el protagonista. No quería un programador que envie un software al usuario sino que sea el propio usuario quien vaya modificando y hasta creando nuevos objetos para su software. Nunca olvidé la clase de Máximo Prieto donde revelaba este mundo inquietante. Fue hace ya muchos años en 1995 en el Pabellón I de Ciudad Universitaria. Y nosotros teníamos una misión excitante: debíamos crear el framework a partir del cual los usuarios construirían sus propios programas.
Sin embargo el software en general y los medios de comunicación en particular no hacen esto: no ponen al lector como protagonista del contenido. Y es un verdadero desafío hacerlo. Facebook en cambio comienza a delinear un concepto que puede romper el viejo paradigma autor-lector. Wikipedia es otro ejemplo donde la nota final no existe siempre es modificable y va quedando lo que es mas aceptado por la comunidad. Podríamos parafrasear a Casablanca o quizá ir mas allá. Tócala de nuevo Sam.... pero que esta vez suene distinto. Es que hay muchos colores en el alma y recién ahora el arco iris comenzará a desplegar toda su magia.
lunes, 10 de agosto de 2009
La Conjura del Cambio
Era temprano en New Orleans. Ignatius J Reilly se preguntaba por qué le tocaba a él que adora estar en su cama fabulando sobre teología y geometría semejante desafío. Su madre había sido clara: debía salir a trabajar. Todos veían que él no podría, pero Ignatius estaba ahí, en los almacenes Holmes, cerca de Charles St.
A pesar de todo, y de él mismo, Ignatius siempre fue un hombre menos predecible de lo que sus hábitos pueden presuponer.
Era temprano en New Orleans. Allison Watson se preguntaba por qué le tocaba a ella que adora simplemente salir a caminar, sin que nadie la observe, semejante desafío. Su jefe había sido claro: debía salir a conmover. Todos veían que ella no podría, pero Allison estaba ahí sobre el escenario del Convention Center, cerca de Charles St.
A pesar de todo, y de ella misma, Allison siempre fue una mujer menos predecible de lo que sus hábitos pueden presuponer.
Ignatius es gordo, desalineado y torpe. Es todo lo contrario a Allison que es una mujer atractiva, inteligente, seductora y, como si fuera poco, es la mujer con mayor poder dentro de la estructura de Microsoft.
Ignatius vive en un mundo de fantasías: habita en las cabezas de muchos seres humanos desde que logró su gran hazaña: ser el protagonista de “La Conjura de los Necios”, la novela más famosa de New Orleans.
Allison vive en un mundo de realidades: sus decisiones afectan la vida de muchos seres humanos desde que logró su gran hazaña: ser quien maneja los destinos de los socios de negocios de Microsoft, la unidad corporativa más famosa del vendor.
Comenzaba el Microsoft Partner Conference 2009 en New Orleans, y más de 9000 asistentes esperaban ansiosos conocer las nuevas novedades en el programa de canales, las posibilidades de negocios con Windows 7, SharePoint, Office 2010 y un sinfín de tecnologías que Microsoft está lanzando al mercado. Sobre el escenario se escuchaba “Playing for Change”, un impresionante trabajo orquestal donde músicos de todas las nacionalidades lograban aquello que también Allison debía lograr: conmover.
El lugar más pobre de la nación más rica del mundo está lleno de fantasmas y dicen que la música los atrae. Caminando sobre la noche infinita de Bourbon St es posible comprar muñecos para pinchar y así hacer realidad diferentes conjuros Vudú; es posible escuchar una fabulosa banda de Jazz heredera del legado de Louis Armstrong; es posible entrar a un bar y que las mujeres se quiten la ropa para desafiar a un caballo mecánico mientras "Jessie" se para sobre la barra y comienza unos movimientos que hacen delirar a partners de todo el mundo.
Nadie sabe bien cómo ni cuándo pero ese infinito se termina. Salvo, claro, para los fantasmas que ahora están sobre el escenario mirando fijamente a Allison. 9000 partners escuchando y sólo Allison hablando. Sola ella y su PPT corporativa. Pasan los slides y sus novedades como una presentación más. Hasta que no. Fue en ese momento que vi cómo Ignatius lograba escurrirse entre los fantasmas. Lo vi sonreírse y subirse al escenario mientras disfrutaba de otro de sus hot dogs.
No se si fue la presencia de Ignatius que la conmovió. No era que sólo yo podía ver a Ignatius? Pero Allison -sin perder su estilo- se subjetivizó. No saltaba ni gesticulaba como su jefe Steve Ballmer, pero puso en primer plano las palabras “hate, love, believe, wish, feel” (odio, amo, creo, deseo, siento). Y las gritó como acordes de "Playing for Change". Hasta ilustró qué significaban para ella esas palabras en ejemplos concretos dentro del ecosistema Microsoft.
Sin dudas muchos no escucharon el hate, love… en toda su dimensión. Después de todo, la noche había sido infinita y ahora era temprano. Pero sí lo escucharon algunos. Lo escucharon con sus corazones. Y son los que se dieron cuenta que en la sociedad 2.0 ya no se venden productos ni soluciones. Se establecen relaciones de empatía con clientes y proveedores. Lo demás cae por su propio peso. Relaciones de empatía, no sólo “relaciones”. Ellos son los pioneros. Y cambiarán el mundo.
Pero todo esto Ignatius J Reilly hace mucho tiempo que ya lo sabía. Para Allison Watson, en cambio, el desafío recién comienza.
Pablo Wahnon
pablow@itsitio.com
A pesar de todo, y de él mismo, Ignatius siempre fue un hombre menos predecible de lo que sus hábitos pueden presuponer.
Era temprano en New Orleans. Allison Watson se preguntaba por qué le tocaba a ella que adora simplemente salir a caminar, sin que nadie la observe, semejante desafío. Su jefe había sido claro: debía salir a conmover. Todos veían que ella no podría, pero Allison estaba ahí sobre el escenario del Convention Center, cerca de Charles St.
A pesar de todo, y de ella misma, Allison siempre fue una mujer menos predecible de lo que sus hábitos pueden presuponer.
Ignatius es gordo, desalineado y torpe. Es todo lo contrario a Allison que es una mujer atractiva, inteligente, seductora y, como si fuera poco, es la mujer con mayor poder dentro de la estructura de Microsoft.
Ignatius vive en un mundo de fantasías: habita en las cabezas de muchos seres humanos desde que logró su gran hazaña: ser el protagonista de “La Conjura de los Necios”, la novela más famosa de New Orleans.
Allison vive en un mundo de realidades: sus decisiones afectan la vida de muchos seres humanos desde que logró su gran hazaña: ser quien maneja los destinos de los socios de negocios de Microsoft, la unidad corporativa más famosa del vendor.
Comenzaba el Microsoft Partner Conference 2009 en New Orleans, y más de 9000 asistentes esperaban ansiosos conocer las nuevas novedades en el programa de canales, las posibilidades de negocios con Windows 7, SharePoint, Office 2010 y un sinfín de tecnologías que Microsoft está lanzando al mercado. Sobre el escenario se escuchaba “Playing for Change”, un impresionante trabajo orquestal donde músicos de todas las nacionalidades lograban aquello que también Allison debía lograr: conmover.
El lugar más pobre de la nación más rica del mundo está lleno de fantasmas y dicen que la música los atrae. Caminando sobre la noche infinita de Bourbon St es posible comprar muñecos para pinchar y así hacer realidad diferentes conjuros Vudú; es posible escuchar una fabulosa banda de Jazz heredera del legado de Louis Armstrong; es posible entrar a un bar y que las mujeres se quiten la ropa para desafiar a un caballo mecánico mientras "Jessie" se para sobre la barra y comienza unos movimientos que hacen delirar a partners de todo el mundo.
Nadie sabe bien cómo ni cuándo pero ese infinito se termina. Salvo, claro, para los fantasmas que ahora están sobre el escenario mirando fijamente a Allison. 9000 partners escuchando y sólo Allison hablando. Sola ella y su PPT corporativa. Pasan los slides y sus novedades como una presentación más. Hasta que no. Fue en ese momento que vi cómo Ignatius lograba escurrirse entre los fantasmas. Lo vi sonreírse y subirse al escenario mientras disfrutaba de otro de sus hot dogs.
No se si fue la presencia de Ignatius que la conmovió. No era que sólo yo podía ver a Ignatius? Pero Allison -sin perder su estilo- se subjetivizó. No saltaba ni gesticulaba como su jefe Steve Ballmer, pero puso en primer plano las palabras “hate, love, believe, wish, feel” (odio, amo, creo, deseo, siento). Y las gritó como acordes de "Playing for Change". Hasta ilustró qué significaban para ella esas palabras en ejemplos concretos dentro del ecosistema Microsoft.
Sin dudas muchos no escucharon el hate, love… en toda su dimensión. Después de todo, la noche había sido infinita y ahora era temprano. Pero sí lo escucharon algunos. Lo escucharon con sus corazones. Y son los que se dieron cuenta que en la sociedad 2.0 ya no se venden productos ni soluciones. Se establecen relaciones de empatía con clientes y proveedores. Lo demás cae por su propio peso. Relaciones de empatía, no sólo “relaciones”. Ellos son los pioneros. Y cambiarán el mundo.
Pero todo esto Ignatius J Reilly hace mucho tiempo que ya lo sabía. Para Allison Watson, en cambio, el desafío recién comienza.
Pablo Wahnon
pablow@itsitio.com
domingo, 7 de septiembre de 2008
Velocity: Qué lecciones dejan las estelas de Usain Bolt
Hubo una largada, hubo una carrera y por último hubo una meta. Lo imposible fue superado por lo posible. Todo sucedió en 9 segundos y 69 milésimas. Un breve lapso de tiempo que ya es eterno en el recuerdo de todos. Ahora el mayor desafío volvió a nacer. Y estoy seguro que lo volveremos a superar
El viento no había sido herido con semejante velocidad. Fue una carrera increíble la que se vio en Beijing porque cuando las milésimas de segundo son cruciales cada movimiento hace la diferencia. Pero nada de eso le importó a Usain Bolt que no sólo ganó la carrera sino que festejó mirando a su público sin balancear más su brazos e incluso golpeándose su pecho antes de llegar. Para todos quedó claro: Bolt no sólo ganó la carrera, también pudo haber corrido más rápido.
No siempre fue todo fácil para Bolt, no siempre fue primero y las lesiones lo dejaron fuera de carrera en un par de oportunidades. Llegar a ser el hombre más veloz del mundo incluye cualidades especiales, pero también una gran dosis de entrenamientos y sacrificios. Y sobre todo madurez.
Los 9 segundos 69 milésimas así como también sus récords de los 200 metros y la posta de 4x100 metros demuestran que lo imposible no ganó el reino de la eternidad. Siempre es posible mejorar. Siempre podemos dar un paso más. Los hombres que creen en ello son los que permiten que avancemos como humanidad. Y a las empresas ese rol les cabe especialmente.
Siempre me gustó definir a la empresa como un sinónimo de aventura. Una empresa es un conjunto de personas que se embarcan en un emprendimiento, en un desafío por alcanzar metas y sueños. Hoy puede ser un día cualquiera o puede ser el día en que se pregunte: ¿Cómo puedo mejorar?
En Denver, Colorado, se realizó en el año 2007 el evento mundial de canales de Microsoft. El concepto del evento era “Velocity”. Recuerdo escuchar las palabras de Steve Ballmer sobre cómo se les ocurrió hablar de ese concepto. Y todo vino de un latino, Orlando Ayala, que entró de golpe a las oficinas de Steve, diciéndole: “Lo descubrí. Ya se qué debemos hacer. Es la velocidad, el secreto de todo es la velocidad!”. Steve Ballmer lo miró incrédulo, casi como si Ayala estuviese loco. “Qué dices?” le respondió. Y Ayala se explicó: “Es la velocidad. Aumentemos la velocidad. De todo: de nuestros tiempos de respuesta, de los procesos de negocio. Hagamos todo lo mismo que hacemos pero más rápido. Muévete Steve, muévete!!”. Y los ojos de Steve se iluminaron, de golpe el concepto de velocidad tomó una nueva dimensión para él. “Me di cuenta que era un punto clave, si aumentábamos nuestra velocidad, facturaríamos más!”. Y Microsoft no quiso quedarse con ese concepto para sí mismo, dedicó todo un evento mundial a compartirlo con sus socios de negocios, porque sabe que el movimiento debía ser para toda su industria.
Y es así que Bolt me hizo recordar este desafío. Puede usted hacer lo mismo pero más rápido? Puede entusiasmar a sus empleados o a sus colegas para hacerlo?
Cuando John Kennedy anunció que Estados Unidos iría a la luna parecía una fantasía, pero los norteamericanos se embarcaron en la idea. Y realmente llegaron en muy poco tiempo. Cuando Colón tuvo su proyecto no paró hasta conseguir los fondos para llegar a un lugar que estaba más allá de sus sueños.
Bolt, el sueño de Kennedy y Colón llegaron porque tuvieron una meta. No hay mejor forma de correr. Hagámoslo más rápido. Muchas de las miserias humanas desaparecerían si se definiesen metas y se corriera hacia ellas. Respiremos las estelas de Usain Bolt y destruyamos la apatía.
Si llega recuerde este post y dese un gustito: festeje, como lo hizo Bolt. Sólo hay que golpearse el pecho bien fuerte y demostrarle al mundo que siempre podremos un hacerlo un poquito mejor.
El viento no había sido herido con semejante velocidad. Fue una carrera increíble la que se vio en Beijing porque cuando las milésimas de segundo son cruciales cada movimiento hace la diferencia. Pero nada de eso le importó a Usain Bolt que no sólo ganó la carrera sino que festejó mirando a su público sin balancear más su brazos e incluso golpeándose su pecho antes de llegar. Para todos quedó claro: Bolt no sólo ganó la carrera, también pudo haber corrido más rápido.
No siempre fue todo fácil para Bolt, no siempre fue primero y las lesiones lo dejaron fuera de carrera en un par de oportunidades. Llegar a ser el hombre más veloz del mundo incluye cualidades especiales, pero también una gran dosis de entrenamientos y sacrificios. Y sobre todo madurez.
Los 9 segundos 69 milésimas así como también sus récords de los 200 metros y la posta de 4x100 metros demuestran que lo imposible no ganó el reino de la eternidad. Siempre es posible mejorar. Siempre podemos dar un paso más. Los hombres que creen en ello son los que permiten que avancemos como humanidad. Y a las empresas ese rol les cabe especialmente.
Siempre me gustó definir a la empresa como un sinónimo de aventura. Una empresa es un conjunto de personas que se embarcan en un emprendimiento, en un desafío por alcanzar metas y sueños. Hoy puede ser un día cualquiera o puede ser el día en que se pregunte: ¿Cómo puedo mejorar?
En Denver, Colorado, se realizó en el año 2007 el evento mundial de canales de Microsoft. El concepto del evento era “Velocity”. Recuerdo escuchar las palabras de Steve Ballmer sobre cómo se les ocurrió hablar de ese concepto. Y todo vino de un latino, Orlando Ayala, que entró de golpe a las oficinas de Steve, diciéndole: “Lo descubrí. Ya se qué debemos hacer. Es la velocidad, el secreto de todo es la velocidad!”. Steve Ballmer lo miró incrédulo, casi como si Ayala estuviese loco. “Qué dices?” le respondió. Y Ayala se explicó: “Es la velocidad. Aumentemos la velocidad. De todo: de nuestros tiempos de respuesta, de los procesos de negocio. Hagamos todo lo mismo que hacemos pero más rápido. Muévete Steve, muévete!!”. Y los ojos de Steve se iluminaron, de golpe el concepto de velocidad tomó una nueva dimensión para él. “Me di cuenta que era un punto clave, si aumentábamos nuestra velocidad, facturaríamos más!”. Y Microsoft no quiso quedarse con ese concepto para sí mismo, dedicó todo un evento mundial a compartirlo con sus socios de negocios, porque sabe que el movimiento debía ser para toda su industria.
Y es así que Bolt me hizo recordar este desafío. Puede usted hacer lo mismo pero más rápido? Puede entusiasmar a sus empleados o a sus colegas para hacerlo?
Cuando John Kennedy anunció que Estados Unidos iría a la luna parecía una fantasía, pero los norteamericanos se embarcaron en la idea. Y realmente llegaron en muy poco tiempo. Cuando Colón tuvo su proyecto no paró hasta conseguir los fondos para llegar a un lugar que estaba más allá de sus sueños.
Bolt, el sueño de Kennedy y Colón llegaron porque tuvieron una meta. No hay mejor forma de correr. Hagámoslo más rápido. Muchas de las miserias humanas desaparecerían si se definiesen metas y se corriera hacia ellas. Respiremos las estelas de Usain Bolt y destruyamos la apatía.
Si llega recuerde este post y dese un gustito: festeje, como lo hizo Bolt. Sólo hay que golpearse el pecho bien fuerte y demostrarle al mundo que siempre podremos un hacerlo un poquito mejor.
miércoles, 23 de julio de 2008
Steve Ballmer y la Pasión
Tal vez ya no estaba viendo a Steve Ballmer. Estaba sí en su keynote donde Steve presentaba mundialmente la estrategia central de Microsoft para este año basada en el triple lanzamiento de Windows Server, SQL Server y VisualStudio 2008, pero algo era diferente.
De golpe Marcel Schwob se me apareció como un fantasma que intentaba explicarme lo que había sucedido. En su Corazón Doble el gran escritor francés postula que -como todos sabemos- morimos si nuestro corazón nos abandona. Pero hay otro corazón, dice Marcel, es el corazón exterior: ese que nos relaciona con el mundo. Si ese corazón desaparece también estamos acabados. Morimos de soledad.
Y Steve Ballmer estaba vivo, claro, pero era distinto. Ya no gritaba y gesticulaba como antes. Tampoco saltaba. No parecía haber envejecido y, sin embargo, al abandonar su histrionismo se perdía el entusiasmo. ¿Qué había sucedido? Investigué con la mejor herramienta que tenía a mano: la pregunta. Tras varios intentos alguien reveló la explicación: efectivamente Ballmer estaba distinto porque un supuesto “consejo de inversores” quería que no parezca tan "loco" ante el público. Ellos temen por el valor de la acción de Microsoft. No quieren algo demasiado informal como Steve, ellos desean un Ballmer.
Notablemente la acción de Microsoft no pasa grandes sobresaltos: no aumenta mucho, es cierto, pero tampoco disminuye tanto. Por el contrario Google muestra otro tipo de comportamiento: su acción comenzó en USD 80 y llegó a superar los USD 800, pero en tiempos recientes sufrió una caída de un 40 por ciento. Microsoft se mueve sin cambios demasiado bruscos. Y eso no necesariamente es malo: demuestra que el negocio de Microsoft es real, no responde a caprichos y su comportamiento en el mercado es relativamente previsible como lo son otras compañías ya centenarias.
Sin embargo matar el corazón exterior de Ballmer puede tener serias implicancias. Si no hay entusiasmo todo acaba. Hace muy poco, en Alemania, se dio a conocer una fabulosa colección de manuscritos entre los que se encontraba uno de Simón Bolivar. El libertador de América -como una vez lo llamó el mismísimo San Martín ante la atónita mirada de Sarmiento- dejó escrito una sentencia inmortal en ese manuscrito:
"Nuestra apatía y la de nuestros buenos ciudadanos es un veneno mortal. ¡El opio es menos dañino!. Recomiendo entusiasmo y pasión, de otro modo no hay salvación posible"
Y esa es la clave de todo. Poco después de la muerte de Bolivar, y también en Alemania, el matemático y lógico Gotlob Frege escribió un ensayo inmotal: Sobre Sentido y Referencia. Se trata de un trabajo fundamental que debiera ser leído por todos los profesionales de comunicación y marketing. En síntesis investiga que sucede cuando cambiamos el sentido de un signo manteniendo el objeto al que se refiere. Por ejemplo decir uno más tres y decir dos más dos refieren a lo mismo: el cuatro, aunque el sentido en que están expresados es diferente.
De pronto el fantasma de Macer Schwob se escapa, y con él también se va Frege aunque algunos sostengan que es posible al menos ver su sombra en la biblioteca de la Universidad de Jena. Ya no estaban Bolivar ni San Martín. En el centro de la escena volvía a estar Ballmer que era Ballmer pero ya no era Steve. El sentido había cambiado, ¿También había mutado la referencia? ¿Y si Microsoft ya no era Microsoft?
Todo parece un juego de palabras y de conceptos como un alquimista que busca la quimérica transmutación de la materia. Pero yo no lo creo. Tal vez porque pienso que la pasión ocupa un rol central para hacer lo que solemos hacer: cosas imposibles. El avión en el que estoy viajando (by the way… en primera clase, al fin logré el upgrade to business!), la notebook en la que escribo, y la pantalla en la que usted lee, no se hacen sin grandes sacrificios donde se dejan de lado muchas cosas con tal de lograr avanzar un paso más allá en la transmutación que sí hemos logrado: la de nuestro conocimiento e imaginación en objetos y servicios increíbles.
El leitmotiv del evento de Microsof era realmente pasional: "Heroes happend here". Sin embargo, con Ballmer se perdía lo que Steve siempre logró: ir más allá de la tecnología para ofrecer un estilo de vida a su comunidad. Para fomentar la pasión que Bolivar sigue reclamando. Y no estamos hablando de cualquier pasión que anda suelta por ahí: se trata de la pasión que formó la compañía más exitosa de la historia. Ojala Ballmer vuelva a ser Steve. Esperamos verlo pronto en Houston durante el Microsoft Partner Conference.
Mientras tanto pensemos que hubiésemos visto a Steve: él lo hubiese sacudido. Seguramente le habría gritado que los nuevos productos de Microsoft no son nada sin usted. Que no basta con leer las nuevas características: el desafío es pensar que se puede crear a partir de ellas. Y los gritos y gesticulaciones de Ballmer lo hubiesen acompañado como un fantasma durante las semanas siguientes. Hasta que, de pronto, el fantasma enciende la magia, y la idea nace, crece y se desarrolla para formar algo de lo que pueda sentirse orgulloso. Porque los negocios no son sólo dinero son también construcción y realización de proyectos. Y, si la perseverancia no lo abandona, seguramente algunos de ellos los contará orgullosamente cuando sus nietos busquen alimentarse de su pasión.
Esperamos que vuelva Ballmer. Microsoft necesita de su otro corazón. Los verdaderos inversores lo agradecerán.
Pablo Wahnon
pablow@itsitio.com
De golpe Marcel Schwob se me apareció como un fantasma que intentaba explicarme lo que había sucedido. En su Corazón Doble el gran escritor francés postula que -como todos sabemos- morimos si nuestro corazón nos abandona. Pero hay otro corazón, dice Marcel, es el corazón exterior: ese que nos relaciona con el mundo. Si ese corazón desaparece también estamos acabados. Morimos de soledad.
Y Steve Ballmer estaba vivo, claro, pero era distinto. Ya no gritaba y gesticulaba como antes. Tampoco saltaba. No parecía haber envejecido y, sin embargo, al abandonar su histrionismo se perdía el entusiasmo. ¿Qué había sucedido? Investigué con la mejor herramienta que tenía a mano: la pregunta. Tras varios intentos alguien reveló la explicación: efectivamente Ballmer estaba distinto porque un supuesto “consejo de inversores” quería que no parezca tan "loco" ante el público. Ellos temen por el valor de la acción de Microsoft. No quieren algo demasiado informal como Steve, ellos desean un Ballmer.
Notablemente la acción de Microsoft no pasa grandes sobresaltos: no aumenta mucho, es cierto, pero tampoco disminuye tanto. Por el contrario Google muestra otro tipo de comportamiento: su acción comenzó en USD 80 y llegó a superar los USD 800, pero en tiempos recientes sufrió una caída de un 40 por ciento. Microsoft se mueve sin cambios demasiado bruscos. Y eso no necesariamente es malo: demuestra que el negocio de Microsoft es real, no responde a caprichos y su comportamiento en el mercado es relativamente previsible como lo son otras compañías ya centenarias.
Sin embargo matar el corazón exterior de Ballmer puede tener serias implicancias. Si no hay entusiasmo todo acaba. Hace muy poco, en Alemania, se dio a conocer una fabulosa colección de manuscritos entre los que se encontraba uno de Simón Bolivar. El libertador de América -como una vez lo llamó el mismísimo San Martín ante la atónita mirada de Sarmiento- dejó escrito una sentencia inmortal en ese manuscrito:
"Nuestra apatía y la de nuestros buenos ciudadanos es un veneno mortal. ¡El opio es menos dañino!. Recomiendo entusiasmo y pasión, de otro modo no hay salvación posible"
Y esa es la clave de todo. Poco después de la muerte de Bolivar, y también en Alemania, el matemático y lógico Gotlob Frege escribió un ensayo inmotal: Sobre Sentido y Referencia. Se trata de un trabajo fundamental que debiera ser leído por todos los profesionales de comunicación y marketing. En síntesis investiga que sucede cuando cambiamos el sentido de un signo manteniendo el objeto al que se refiere. Por ejemplo decir uno más tres y decir dos más dos refieren a lo mismo: el cuatro, aunque el sentido en que están expresados es diferente.
De pronto el fantasma de Macer Schwob se escapa, y con él también se va Frege aunque algunos sostengan que es posible al menos ver su sombra en la biblioteca de la Universidad de Jena. Ya no estaban Bolivar ni San Martín. En el centro de la escena volvía a estar Ballmer que era Ballmer pero ya no era Steve. El sentido había cambiado, ¿También había mutado la referencia? ¿Y si Microsoft ya no era Microsoft?
Todo parece un juego de palabras y de conceptos como un alquimista que busca la quimérica transmutación de la materia. Pero yo no lo creo. Tal vez porque pienso que la pasión ocupa un rol central para hacer lo que solemos hacer: cosas imposibles. El avión en el que estoy viajando (by the way… en primera clase, al fin logré el upgrade to business!), la notebook en la que escribo, y la pantalla en la que usted lee, no se hacen sin grandes sacrificios donde se dejan de lado muchas cosas con tal de lograr avanzar un paso más allá en la transmutación que sí hemos logrado: la de nuestro conocimiento e imaginación en objetos y servicios increíbles.
El leitmotiv del evento de Microsof era realmente pasional: "Heroes happend here". Sin embargo, con Ballmer se perdía lo que Steve siempre logró: ir más allá de la tecnología para ofrecer un estilo de vida a su comunidad. Para fomentar la pasión que Bolivar sigue reclamando. Y no estamos hablando de cualquier pasión que anda suelta por ahí: se trata de la pasión que formó la compañía más exitosa de la historia. Ojala Ballmer vuelva a ser Steve. Esperamos verlo pronto en Houston durante el Microsoft Partner Conference.
Mientras tanto pensemos que hubiésemos visto a Steve: él lo hubiese sacudido. Seguramente le habría gritado que los nuevos productos de Microsoft no son nada sin usted. Que no basta con leer las nuevas características: el desafío es pensar que se puede crear a partir de ellas. Y los gritos y gesticulaciones de Ballmer lo hubiesen acompañado como un fantasma durante las semanas siguientes. Hasta que, de pronto, el fantasma enciende la magia, y la idea nace, crece y se desarrolla para formar algo de lo que pueda sentirse orgulloso. Porque los negocios no son sólo dinero son también construcción y realización de proyectos. Y, si la perseverancia no lo abandona, seguramente algunos de ellos los contará orgullosamente cuando sus nietos busquen alimentarse de su pasión.
Esperamos que vuelva Ballmer. Microsoft necesita de su otro corazón. Los verdaderos inversores lo agradecerán.
Pablo Wahnon
pablow@itsitio.com
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