Lo peor de los 40 es que el día menos pensado se te aparece Natalio Ruiz. Para no dejar todo en el ayer y en el mañana, lo llamé y comenzamos a charlar:
Natalio Ruiz: Aquí estoy
Pablo: Con tu sombrero Gris…
Natalio Ruiz: Si
Pablo: ¿Por qué Gris?
Natalio Ruiz: Hubo un tiempo que fui hermoso, y fui libre de verdad. Guardaba todos mis sueños en castillos de cristal. Poco a poco fui creciendo. Y mis fábulas de amor se fueron desvaneciendo como pompas de jabón.
Pablo: Pero fueron solo pompas? No llegaste nunca a tener Amor?
Natalio Ruiz: Si como todos. Un día llenas tus valijas de Amor y te vas a buscar el cuerpo de una mujer. Y descubrís que Amor es más que una noche y juntos ver amanecer. Poco a poco vos te conformas si no es Amor es tuya igual y vos le das lo que te pida.
Pablo: Pero cuál fue la trampa del gris?
Natalio Ruiz: Mira, cuando comenzamos a nacer la mente empieza a comprender que vos sos vos y tenes vida. Que poca cosa es la realidad mejor seguir, mejor soñar, y lo que vale no es el día. Pero el sol está no es de papel, es de verdad. Tenes una boca para hablar, y comenzás a preguntar, y conoces a la mentira. Con tus piernas vas a caminar y luego te empiezan a encerrar. Y ahí te quedas con tu rutina. Y que vas a hacer? Uno se cansa de correr.
Pablo: Pero a vos no te fue mal, si estás en la Recoleta…
Natalio Ruiz: Mira Dios es empleado en un mostrador da para recibir. Por eso yo tuve que enfrentarme a mi condición: En invierno no hay sol. Y aunque digan que va ser muy fácil es muy duro poder mejorar. Hace frío y me falta un abrigo. Y me pesa el hambre de esperar.
Pablo: Y entonces qué hiciste?
Natalio Ruiz: Conseguí licor y me emborraché, en el baño de un bar. Fui a dar a la calle de un puntapié. Y me sentí muy mal. Y si bien yo nunca había bebido en la cárcel tuve que acabar. La fianza la pagó un amigo. Las heridas son del oficial.
Pablo: O sea que te quedaste encerrado ahí en la Recoleta?
Natalio Ruiz: Hace cuatro años que estoy aquí. Y no quiero salir. Ya no paso frío y soy feliz. Mi cuarto da al jardín. Y aunque a veces me acuerdo de ella (dibujé su cara en la pared). Solamente muero los domingos. Y los lunes ya me siento bien... Sé que entre las calles debes estar. Pero no se partir.
Pablo: Y que te haría falta para partir?
Natalio Ruiz: Mirábamos de pie por la ventana al sol, al cielo, las nubes y a Dios. Sabía yo creer el cuento sin razón, al hada, la bruja y a vos, sabía correr, podía reir, y creo también que era feliz. La escuela estaba ahí, esperando por mí, mi patio, mi banco marrón. Todo estaba muy bien, sí, sabía la lección de historia, de inglés o de amor. Siempre fue igual mi profesor siempre tuvo el la razón. Un día descubrí que empezaba a crecer reí, lloré y creí.
De pronto fui un varón que no tenía mujer y quise poderla conseguir. Que tonto fui! Se rio de mí
Y qué iba a hacer, me reí también. Y ahora miro atrás un poco y hace tanto que pasó, y todo lo que yo amaba ya no es mío y se escapó.
Y ahora estoy tan confundido, y ahora hay humo alrededor dónde está el sol? dónde está Dios?
Dime quién me lo robó. Y vuelvo a caminar y empiezo a recordar: mi casa, mi padre y Jesús. Y tengo que elegir, ya es tiempo de partir mi vida, mi amor y mi luz. No se muy bien qué voy a hacer quiero a mi fe
quiero crecer.
Pablo: Claro, Natalio. La fe nunca es gris.